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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

miércoles, 31 de octubre de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

XXXIº DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN
                                           DE LA IGLESIA







“EL DOMINGO DEL AMOR DE DIOS”

DOMINGO 04 DE NOVIEMBRE DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO
DEL DEUTERONOMIO 6, 2-6

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo:

Teme a Yahvé tu Dios, guardando todos los preceptos y mandamientos que y Yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y así se prolonguen tus días. Escucha, Israel; cuida de practicar lo que te hará feliz y por lo que te multiplicarás, como te ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel. Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que Yo te dicto hoy.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
18 (17), 2-4. 18

R.: YO TE AMO SEÑOR,
TÚ ERES MI FORTALEZA

Yo te amo, Señor,
Tú eres mi fuerza,
El Dios que me protege
Y me libera  R.:

Tú eres mi refugio, mi salvación,
mí escudo, mí castillo.
Cuando invoqué al Señor
de mi esperanza,
al punto me libró
de mi enemigo  R.:

Bendito seas, Señor,
que me proteges;
que Tú, mi salvador,
seas bendecido   R.:

Tú concediste al Señor
grandes victorias
y mostraste tu amor
a tu elegido  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA
A LOS HEBREOS 7, 23-28

Hermanos:

Aquellos sacerdotes fueron muchos, porque la muerte les impedía perdurar. Pero Éste posee un sacerdocio perpetuo porque permanece para siempre. De ahí que pueda también salvar perfectamente a los que por Él se allegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor. Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: santo, inocente, incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los cielos, que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados propios como aquellos Sumos Sacerdotes, luego por los del pueblo: y esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Es que la Ley instituye Sumos Sacerdotes a hombres frágiles: pero la palabra del juramento, posterior a la Ley, hace el Hijo perfecto para siempre.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor
(Jn 14, 23)

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN MARCOS 12, 28-34

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:

“¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le contestó: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos”. Le dijo el escriba: “Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”.  Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

AMAR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO.

¿Qué mandamiento es el primero de todos?
 
Sabiendo que la Ley contenía alrededor de 613 mandamientos, un escriba le hace a Jesús una pregunta absurda: “¿Cuál es el principal mandamiento?” La pregunta parece cargada de inocencia, pero era delicada hasta el extremo. Porque los doctores judíos no acababan de resolver nunca el intrincado problema. Jesús responde: “El Señor Dios nuestro es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. Hasta aquí, los enemigos podían estar acordes con Jesús. Era un pasaje tomado de Moisés, que todos los judíos recitaban cada día como la primera oración, y aún hoy la repiten con una gran fe. Pero Jesús sigue, sin interrupción, con una segunda parte inesperada: “El segundo mandamiento es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús da un paso más, y cierra para siempre la cuestión tan debatida en las escuelas de los rabinos. La novedad de Jesús es asemejar este mandamiento primero al segundo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús amplia este amor también hacia el extranjero, e incluso al enemigo. No por casualidad en el evangelio paralelo de Lucas viene a continuación la explicación de qué entiende Jesús como prójimo en la parábola del Buen Samaritano. Jesús no invita a ir en contra de la Ley, sino a situarnos más allá de ella, por encima de ella.

Dimensión vertical y horizontal del amor.
 
Muchas veces oímos en la Iglesia el Evangelio sobre el mandamiento del amor. Es natural, pues constituye la quintaesencia del mensaje de Jesús. Si aprendemos bien esta lección, lo sabemos todo. Si ignoramos esta página, no sabemos nada. Jesús juntó los dos mandamientos más importantes que no aparecían unidos en la ley. Uno, el del amor a Dios. El otro, el del amor al prójimo, para así demostrar su conocimiento de la ley y resumirla toda en una síntesis magistral del mandamiento principal. Se trata de amar, no como yo me amo, sino a la medida del amor con que Jesús nos amó. Jesús asoció el mandamiento del amor a Dios con el mandamiento del amor al prójimo, y los presentó como inseparables. La Alianza entre Yahvé y el pueblo de Israel tenía dos dimensiones: la vertical y la horizontal: fidelidad a Dios y cuidado de los pobres y los forasteros. La Alianza les recordaba a los Israelitas que Dios los amaba y que ellos tenían que compartir ese amor con todo el pueblo de Dios.

El amor-ágape

El amor-eros se refiere al amor de pareja, hombre-mujer, mujer-hombre. Es el amor reflejado hacia la intimidad de pareja. Sexualmente es un amor erótico. El amor-filial es el amor dirigido hacia las personas más allegadas (familiares, amigos y personas allegadas). Es un amor entre personas conocidas, de estima para la vida de uno. Este amor depende de las emociones y circunstancias involuntarias. El amor-ágape es el amor más grande que puede haber, es el amor que proviene de Dios, del cual Él es el origen, el medio y el fin. La palabra ágape denota una buena voluntad que siempre busca el bien de la otra persona y no el suyo, no importa lo que haga; es un amor sacrificado que da sin pedir nada a cambio. El amor ágape depende más de la voluntad que de la emoción, es un amor incondicional de Dios para el mundo. Es el amor de Dios, de éste depende todo. Se evidencia claramente en la profunda entrega que Dios Padre tuvo para con la humanidad al darnos a su único Hijo para perdón de nuestros pecados. El amor total de Dios nos capacita para amarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo. El amor no es un sentimiento, es una decisión. Al decidir amar a una persona se decide honrarla con actos de amor sin importar nuestros sentimientos. ¿Cómo respondo a estos dos mandamientos en mi vida diaria? ¿Soy capaz de dejar a un lado los chismes y la envidia para convertirme en un agente de paz en mi familia, centro de trabajo o parroquia? Como escribió muy acertadamente Carlos Carretto en uno de sus libros “lo importante es amar”.

Dios es mi fortaleza.

En una sociedad donde abunda el anonimato, la soledad, el vacío de cariño, es necesario anunciar que “Dios es compasivo”. No basta con la justicia, con lo debido, hay que amar, porque el hombre de hoy necesita ser amado. Podemos gritar la respuesta del salmo: “Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza”. Pero el amor de Dios se hace visible y concreto en el amor al prójimo. Ya lo dice San Juan: “el que dice que ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso”. Al final de nuestra vida se nos examinará del amor, no de si hemos cumplido muchas leyes, o hemos ido mucho al templo, o si sabemos mucho de religión o de vidas de santos. Hemos de entender el amor como Cristo lo entendió: como auto donación, como entrega de uno mismo. Un amor que es "ágape", fraternidad. Vivir como hermanos supone asumir un nuevo estilo de vida, unos valores nuevos que nos llevan a vivir en comunión con los excluidos, los marginados, los preferidos de Dios. Quizá nos hace falta despojarnos de todo el ropaje legalista y rutilante con que hemos cubierto nuestra fe. En la Eucaristía celebramos el amor de Dios. Cada vez que nos reunimos para partir el pan debe avivarse en nosotros el amor a los necesitados. 

Esta es la esencia de nuestra fe.


Padre José Mª Martín, OSA
                   España
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.