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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

sábado, 11 de febrero de 2012

LA ZARZA ARDIENTE


La primera vez que escuchamos acerca de la “Zarza Ardiente”, es en el libro del Éxodo, en el capítulo 3, versículo 2, cuando a Moisés se le apareció el Ángel del Señor como una llama ardiente en medio de una zarza, a la luz del Nuevo Testamento, sabemos, que la frase “Ángel del Señor” en el Antiguo Testamento, significaba la presencia de Dios mismo, por tanto, quién se aparece a Moisés como una llama ardiente en medio de la zarza, es Dios mismo (Yahvéh).
Lo que le llama la atención a Moisés, es un hecho inaudito, ¿cómo es posible que haya una llama en medio de la zarza y esta no se consuma en segundos?
Dios tenía que llamar la atención de Moisés con algo asombroso, para que éste creyera en Él; al ver algo portentoso, no iba a poner en duda lo que allí le fuera revelado.
Como podemos ver, Dios, suele ser muy didáctico, es indudablemente el mejor de los profesores, de hecho es un profesor perfecto, a quién mas se le podría haber ocurrido una “zarza ardiente”, un imposible desde el punto de vista humano y sin embargo, eso era lo que veían los ojos de Moisés.
De allí en más, la desconfianza que pudiera haber tenido Moisés, desapareció.
A fines del s. XIX la hermana Elena Guerra, fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, en Lucca, Italia, instó al Papa León XIII a conducir a la Iglesia de vuelta al Cenáculo/Estancia Superior (en Jerusalén). De 1895 a 1903, la Hermana Elena fue llevada por el Espíritu Santo a escribir doce cartas confidenciales al Papa, pidiendo una predicación renovada sobre el Espíritu Santo.
En sus muchos escritos al Pontífice, le sugirió que invitara a los fieles a redescubrir la vida vivida según el Espíritu Santo. Pidió y oró por una renovación de la Iglesia, una unión de los cristianos, una renovación de la sociedad, y de este modo “una renovación de la faz de la tierra”.
En su corazón latía la idea de un Pentecostés permanente, por esto dijo:
“Pentecostés no ha pasado. De hecho está sucediendo continuamente en todo momento y en todo lugar, porque el Espíritu Santo deseó entregarse a todos los hombres y todos los que lo quieren pueden siempre recibirlo, así que no debemos envidiar a los apóstoles y a los primeros creyentes, solo debemos tener esa misma disposición que ellos tuvieron para recibirlo y Él vendrá a nosotros como lo hizo con ellos”.
Para invocar esta renovación, la hermana Elena también concibió un movimiento de oración mundial en términos de Cenáculo/Estancia Superior de Jerusalén, donde Jesús celebró la Última Cena. Donde en el mismo lugar el día de Pentecostés, Jesús también cumplió Su Promesa de enviar el Espíritu Santo, cuando 120 personas, incluyendo a los Apóstoles y a la Santísima Virgen María, la Madre de Jesús, se unieron en oración constante.
La hermana Elena, proclamó:
“Oh sí sólo… se pudieran elevar al Cielo oraciones unánimes y fervorosas en cada parte del mundo cristiano, como en el Cenáculo de Jerusalén para un reavivamiento del Espíritu Divino”.
A instancias de la hermana Elena, el Papa León XIII publicó varios documentos importantes relativos al Espíritu Santo. Primero, en 1895, escribió una carta apostólica, “Provida Matris Caritate”, que finalizó pidiendo a todos los fieles que celebraran una novena solemne (nueve días de oración) al Espíritu Santo entre las fiestas de la Ascensión y Pentecostés para la intención de la unión de todos los cristianos Un segundo documento fue una Encíclica sobre el Espíritu Santo en 1897, “Divinus Illud Munus”, de nuevo finalizó atrayendo la atención de los fieles a la novena solemne que había pedido en 1895. Afirmó que la novena no se debía limitar a solo un año sino que tenía que ser una novena perpetua hecha cada año entre las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, de nuevo por la misma intención de la unión de todos los cristianos.
 
Otro acontecimiento importante, de nuevo a instancias de la Hermana Elena, tuvo lugar el día 1º de Enero de 1901. El Papa León XIII invocó al Espíritu Santo cantando el himno “Veni Creator Spiritus”, en nombre de toda la Iglesia consagrando el s. XX al Espíritu Santo.
Cuando estudiamos el comienzo de la Renovación en El Espíritu Santo (Renovación Carismática Católica (RCC), en 1967, que comenzó 2 años después de finalizar el Concilio Vaticano II y 70 años después de la Encíclica del Papa León XIII sobre el Espíritu Santo, a menudo recordamos las palabras del Papa Juan XXIII, quién en preparación del Concilio Vaticano II, pidió a todos los fieles que pidieran por una nueva “Efusión del Espíritu Santo”. Significativamente, además, la primera persona beatificada por el Papa Juan XXIII fue la Hermana Elena Guerra, llamándola una “Apóstol del Espíritu Santo” moderna.
 
 
LA ZARZA ARDIENTE.
Un proyecto de la Renovación en El Espíritu Santo para la Iglesia.
 
La espiritualidad de Pentecostés pertenece a toda la iglesia. La Renovación en El Espíritu Santo, también conocida como Renovación Carismática Católica (RCC), ejemplifica esta espiritualidad en su vida y expresiones. El Papa Juan Pablo II confirmó esto aún más en la Solemne Vigilia de Pentecostés de 2004 en su homilía a toda la Iglesia, “Gracias al Movimiento Carismático, multitud de cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han vuelto a descubrir Pentecostés como una realidad viva en sus vidas cotidianas. Espero que la espiritualidad de Pentecostés se extienda por la Iglesia como un incentivo renovado a la oración, la santidad, la comunión y la proclamación. A este respecto aliento la iniciativa conocida como la “Zarza Ardiente”, promovida por la Renovación en el Espíritu. Se trata de la adoración incesante, día y noche, ante el Santísimo; es una invitación a los fieles a “volver al Cenáculo”, de manera que, unidos en la contemplación del Misterio Eucarístico, puedan interceder para la total unidad cristiana y para la conversión de los pecadores. Espero con entusiasmo que esta iniciativa conduzca a muchos a volver a descubrir los dones del Espíritu, cuya fuente original es Pentecostés” (1).
La Iniciativa de la Zarza Ardiente da la oportunidad de responder a la llamada a una Nueva Evangelización, permitiendo a la Iglesia a vivir de nuevo una efusión de los dones del Espíritu Santo, así ayudando a que tome forma la “cultura de Pentecostés”. La primera fuente de acción renovadora es la oración, que nos conecta con el Espíritu de Cristo que es “El que renueva la faz de la tierra” (Beata Elena Guerra) (2).
La Iniciativa de la Zarza Ardiente desea ayudar al pueblo de Dios a experimentar un Pentecostés no sólo de un momento o de un día, sino un Pentecostés permanente, según la intuición de la Beata Elena Guerra quien, al final del siglo diecinueve, urgió al Papa León XIII a conducir a la Iglesia de regreso al Cenáculo/Estancia Superior de Jerusalén, para que la Iglesia se viera iluminada una y otra vez y ardiera como una zarza ardiente. En la primera de las doce cartas confidenciales de Elena al Papa León XIII escribió: “Santo Padre, el mundo es perverso, el espíritu de Satanás triunfa en nuestra sociedad pervertida y arranca del Corazón de Jesús una multitud de almas; y en este terrible estado de cosas los cristianos no dedican ningún pensamiento a dirigir súplicas unánimes a Aquel que puede “renovar la faz de la tierra”. Las personas recomiendan todo tipo de devociones, pero mantienen silencio sobre esa única devoción que, según el Espíritu Santo de la Iglesia, debería ser la primera y principal. Las personas recitan tantas novenas, pero esa única novena, que por mandato de Nuestro Salvador en persona, fue recitada incluso por la Santísima María y por todos los Apóstoles, está ahora casi olvidada. Los predicadores alaban a todos los santos, pero ¿cuándo escuchamos alguna vez un sermón en honor del Espíritu Santo, Aquel que modela a los santos?… Por lo tanto, oh Santo Padre, sólo usted puede hacer que los cristianos vuelvan al Espíritu Santo, de modo que el Espíritu Santo pueda volver a nosotros; derrote el reino maligno del diablo, y concédanos la largamente ansiada renovación de la faz de la tierra” (17 de abril de 1895).
La Iniciativa Zarza Ardiente es una respuesta a la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, “...nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas “escuelas de oración”, donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza hasta el “arrebato del corazón”… Fue Pedro quien pronunció la palabra de fe: “...en tu palabra, echaré las redes”. Al comenzar este milenio, permitid que el sucesor de Pedro invite a toda la Iglesia a hacer este acto de fe, que se expresa en un compromiso renovado de oración. “Duc in Altum”(*) (Lc 5, 4). Además el Santo Padre le dijo a la RCC, (*)“remad mar adentro en la oración” para “remar mar adentro en la misión”. En el siglo pasado, cientos de millones en todas partes de la cristiandad se han encontrado con Dios en una experiencia de Cenáculo de un Pentecostés personal, el “bautismo en el Espíritu”; una experiencia concreta de la “gracia de Pentecostés” en la que la obra del Espíritu Santo se ha convertido en una realidad experimentada en nuestras vidas y en nuestras comunidades de fe. La Iniciativa Zarza Ardiente ayuda a seguir aventando la llama del Espíritu Santo y los dones del Espíritu Santo para el servicio de la Iglesia. Estamos en una época en el que Dios está llamando a su pueblo volver de nuevo a la Estancia Superior.
Seamos cada uno de nosotros embajadores del Espíritu Santo y de la espiritualidad de Pentecostés. Vivamos de la fuente de la oración en adoración e intercesión para toda la Iglesia, según la gracia que hemos recibido en nuestra experiencia de Pentecostés personal.
(Kim Catherine-Marie Kollins es miembro de ESCI (Subcomité europeo de ICCRS en sus siglas en inglés.)
(1) Ver Boletín de ICCRS, número especial Julio/Agosto 2004;
(2) Elena Guerra (1835-1914) fue beatificada por Juan XXIII bajo el título de
“apóstol de la devoción al Espíritu Santo”.
ICCRS: Servicios Internacionales de la Renovación Carismática Católica (por sus siglas en inglés).
Sirva esto como un preámbulo para la publicación de la Novena al Espíritu Santo”, promulgada por SS. León XIII, para ser rezada en forma perenne, lamentablemente y no se por qué causa esta novena ha sido omitida por las autoridades eclesiásticas, a tal punto, que este proyecto de la “Zarza Ardiente”, presentado en el año de 1998 a SS. Juan Pablo II y aprobado por este mismo Papa en el año 2004, es más bien una forma de rescatar lo que propusiera la Beata Elena Guerra al Papa León XIII, hacia fines del s. XIX.
No es extraño pues que durante el s. XX haya nacido en nuestra Santa Iglesia esta “corriente de gracia”, que es la “Renovación en El Espíritu Santo”, ante la consagración que realizara el Papa León XIII, el 1º de Enero de 1901, al dedicar el s. XX al Espíritu Santo.
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

NOVENA PERENNE AL ESPÍRITU SANTO


(Para ser rezada entre Pascua de Resurrección y Pentecostés).

Proyecto “Zarza Ardiente”
(Un proyecto generado y ofrecido
por la RCC a SS. Juan Pablo II)

Invocación al Espíritu Santo del Papa Juan XXIII.

“Renueva Tus maravillas en nuestros días, como por un nuevo Pentecostés.
Concede a Tu Iglesia que, unidad y firme en oración con María, la Madre de Jesús, y siguiendo el ejemplo del bendito Pedro, pueda promover el reino de nuestro Divino Salvador, el reino de verdad y justicia, el reino del amor y la paz. Amén”.

Ven Espíritu Santo, en tu fuerza y poder para renovar la faz de la tierra.

Temas diarios para Intercesión.


1er día: Intercesión por Israel, el pueblo de Tu alianza.

Ven Espíritu Santo sobre el pueblo judío, Israel –el primero en escuchar la Palabra de Dios y prepárales para la realización completa de la “esperanza de Israel”- bendice a nuestro hermano mayor, el pueblo de Tu alianza (cf Gen 12, 1-3; Sal 122, 6; Is 62, 1-2; Hech 28, 20; Rom 11).

Intercede: por la paz de Jerusalén, por la virtud de Jerusalén para brillar ante las naciones y por todo el pueblo judío -en Israel y la Diáspora- en tu nación, en Tu ciudad.

2º día: Intercesión por la Renovación de la Iglesia de Jesucristo.

Ven Espíritu Santo, reaviva Tu fuego y renueva Tu Iglesia (cf Mt 3, 11; Hech 2, 17-21).

Intercede: por la “Espiritualidad de Pentecostés” para renovar la Iglesia -en el mundo, en tu continente, en tu país. Incluyendo todas las intenciones mensuales del Papa, y especialmente el deseo de Juan Pablo II de que la “Espiritualidad de Pentecostés” se extienda en la Iglesia como un empuje renovado de oración, santidad, comunión y proclamación (Juan Pablo II, Vigilia Solemne de Pentecostés de 2004).

3er día: Intercesión por la unidad de los cristianos.
 
Ven Espíritu Santo, une a Tu Iglesia –

“Padre, que sean uno para que el mundo crea”  
(cf Jn 17, 21; Ef 4, 1-6; 2, 11-18).
 
Intercede: por la reconciliación, la purificación de los recuerdos y la sanación de las divisiones de los cristianos, en el mundo, en tu continente, en tu nación.
 
4º día: Intercesión por la renovación de la sociedad.
 
Ven Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra -transforma la sociedad por el poder de tu Espíritu (cf Mc 16, 16-20).
 
Intercede: por la “Cultura de Vida” nacida del Espíritu, para que penetre en la sociedad, en el mundo, en los gobiernos, en tu continente, en tu nación.
 
5º día: Intercesión por la conversión y la santidad.
 
Ven Espíritu Santo, que la fe y la esperanza surjan en los corazones de las personas y que Tu Gloria se manifieste en Tu Iglesia (cf Rom 8, 28-30; 10, 9-10; Jn 3, 5-8).
 
Intercede: por la conversión de los pecadores -para crecer en santidad- la revelación de Su Gloria, en Su Iglesia, el mundo, tu familia.
 
6º día: Intercesión por la reconciliación y la sanación.
 
Ven Espíritu Santo, ayúdanos a vivir juntos en unidad, en humildad y en amor  (cf Sal 133, 1-3; Ef 4, 1-6).
 
Intercede: por la reconciliación y la sanación para tener unidad en ti y en tu familia, tu diócesis, tu parroquia, tu comunidad, tu grupo de oración.
 
7º día: Intercesión para facultarnos para la evangelización.
 
Ven Espíritu Santo, danos poder para cumplir Tu llamada a ser testigos hasta los confines de la tierra -a ser portadores de la Buena Nueva (cf Hech 1, 8).
 
Intercede: para que el Espíritu Santo nos conceda una nueva fuerza para ser Sus testigos -para llevar el Evangelio a toda la Creación- por la Nueva Evangelización en Su Iglesia.

“Hoy desde esta plaza, Cristo os repite a cada uno:

 “Id al mundo y predicad el Evangelio a toda la Creación” (Mc 16,15).

Él cuenta con cada uno de vosotros. La Iglesia cuenta con vosotros. El Señor os asegura:

“Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”
(Mt 28, 20).

Estoy con vosotros” (Juan Pablo II, vigilia de oración, víspera de Pentecostés de 1998).
 
8º día: Intercesión por la victoria de la Santa Cruz.
 
Ven Espíritu Santo, que Tu victoria sea proclamada y Tu Gloria revelada sobre la faz de la tierra (cf Ef 1, 15-23; 2, 16; 1Cor 1, 17-18).
 
Intercede: por la proclamación del poder y la victoria de la Santa Cruz y porque su poder salvador se manifieste por toda la tierra.
 
9º día: Intercesión por una nueva efusión del Espíritu Santo y Sus dones.  
 
“Les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, “que oísteis de mí”… vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo”
 (Hech 1, 4).


Oh Jerusalén, Ciudad de David -Ciudad de Dios- Ciudad de la Última Cena, la Eucaristía -Ciudad de Su pasión, muerte y resurrección- Ciudad de la victoria de Su Santa Cruz -Ciudad del Cenáculo, donde María y los discípulos esperaron- Ciudad de Pentecostés, donde Su Espíritu Santo vino en forma de fuego y dio nacimiento a Su Iglesia -Ciudad del regreso del Señor, donde el espíritu y la Esposa dicen “Ven”.
 
Intercede: para ser bautizados en el Espíritu Santo y para recibir Sus dones para edificación de Su Cuerpo en amor y hacer que todo lo que está en los cielos y lo que está en la tierra le tenga a Él por cabeza (cf Ef 4, 12; 1, 10; 1Cor 12, 1-11).
 
Únete a la oración del Papa Juan Pablo II en Pentecostés de 2004:
 
Por este motivo, también os digo a vosotros: “¡Abríos con docilidad a los dones del Espíritu Santo! ¡Acoged con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu no deja de ofrecer! ¡No os olvidéis que todo carisma es ofrecido para el bien común, es decir, para beneficio de toda la Iglesia!”
“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de Tu amor: Tú que, en la variedad de las lenguas humanas, reúnes a los pueblos en la única fe, aleluya” (Papa Juan Pablo II, Vísperas Solemnes de Pentecostés de 2004).
 
LA NOVENA DE PENTECOSTÉS DE LA “ZARZA ARDIENTE”.
 
Puede ser orada personal o comunitariamente, rezando diariamente la invocación y el tema de intercesión del día. La intercesión en lenguas, es muy apropiada para esta forma de oración. Los temas, pretenden guiar las intercesiones, que deberían fluir en la libertad del Espíritu Santo.
La experiencia de la Zarza Ardiente “Día y Noche” es muy apropiada para esta Novena de Pentecostés. En el mejor de los casos puede orarse en el contexto de la adoración incesante, día y noche, ante el Santísimo desde la Ascensión a Pentecostés o, alternativamente, como un Triduo de Pentecostés, desde el jueves hasta el sábado.
Se puede hacer orando los nueve temas de intercesión a diario en módulos de dos horas, con un módulo de silencio cada tres temas. Cuando no es posible la oración día y noche, se puede ajustar para períodos de tiempo diarios más cortos. Hay muchas variaciones y distintas maneras posibles, siempre permitiendo que el Espíritu Santo nos conduzca según Su voluntad.
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.