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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

martes, 31 de julio de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

XVIIIº DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN
DE LA IGLESIA


 
“SATISFECHOS… ¿DE QUÉ?”

DOMINGO 05 DE AGOSTO DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO
DEL ÉXODO 16, 2-4. 12-15

En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. “Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea”. Entonces el Señor dijo a Moisés: “Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley”. “Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: A la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que Yo, el Señor, soy su Dios”. Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. Cuando esta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada, fina como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: “¿Qué es esto?” Porque no sabían lo que era. Entonces Moisés les explicó: “Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
78 (77), 3-4. 23-25. 54

R.: EL SEÑOR LES DIO COMO ALIMENTO
UN TRIGO CELESTIAL.

Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder R.:   

Mandó a las nubes en lo alto
y abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos el maná,
les dio como alimento un trigo celestial  R.:   

Todos comieron un pan de ángeles,
les dio comida hasta saciarlos.
Los llevó hasta su Tierra santa,
hasta la Montaña que adquirió con su mano R.:     

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A LOS
CRISTIANOS DE ÉFESO 4, 17. 20-24

Hermanos:

Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos. Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de Él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De Él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo dejándose arrastrar por los deseos engañosos, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
(Mt 4, 4b).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN JUAN 6, 24-35

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?” Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es Él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”. Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?” Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que Él ha enviado”. Y volvieron a preguntarle: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”. Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”. Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

¿ACUDIMOS A JESÚS?

Dios vela por nosotros

Los Judíos, en el desierto, a pesar de sus protestas e impaciencias, recibieron algo para comer: ellos recibieron el maná milagroso, ellos encontraron comida para esta vida terrenal gracias a la intervención del propio Dios. La Providencia esta siempre ahí, cuidándonos y proveyéndonos todas nuestras necesidades, principalmente nuestras más urgentes necesidades. Así como Jesús reveló a los judíos de su tiempo la acción de Dios en su vida cotidiana, en la misma manera, Él nos enseña a reconocer, poco a poco, como el tiempo pasa, que su Padre esta incesantemente trabajando para prodigarnos su amor y su ayuda!

El alimento que nos da plenitud.

Las cosas de este mundo, siempre nuevas, siempre más abundantes, nunca podrán ser suficientes para saciarnos. Nos entretienen pero no nos llenan. Su poder es tan transitorio como nuestra vida. ¿Existe algo que pueda darnos plenitud? Cuando Jesús dio de comer a los cinco mil hombres en el descampado y éstos quisieron hacerlo rey, Jesús les dijo: “Me buscáis no porque habéis visto signos sino porque os he dado de comer. Trabajad por el alimento que perdura”. Necesitamos las cosas de cada día pero tenemos que encontrar la conexión que tienen con las cosas que pueden darnos paz y crear armonía en nuestra vida más profunda. Sólo Dios permanece para siempre. Alimentar el cuerpo es fácil pero llenar el alma, el espíritu… sólo Dios tiene poder para hacerlo. El trabajo de los hombres es comer y dar de comer a todos. El trabajo de Jesús es darnos de comer el pan de vida, en este aquí y ahora, para el mañana y para siempre.

Dios encarnado

El discurso del pan de vida es una clara invitación a encarnar en nuestra vida personal y comunitaria a Jesús y su opción por la vida. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Le buscamos porque queremos saciar nuestra hambre corporal o más bien para satisfacer nuestra sed de plenitud? ¿Trabajamos nosotros solamente por la comida perecedera, o más bien trabajamos nosotros además suficientemente por la comida que permanece para vida eterna? ¿Qué significa comer la carne de Jesús? El don de Dios se nos da a través de la carne, o sea, a través de lo humano. En Jesús, la Palabra eterna del Padre asumió lo humano con toda su realidad. Jesús, con su vida y su palabra nos mostró cómo es Dios encarnado: compasivo, misericordioso, fiel, capaz de servir y dar la vida por amor. Ese es el pan vivo bajado del cielo, es decir, ese es el verdadero culto a Dios: asumir la vida tal como la asumió Jesús. Comer la carne y beber la sangre de Jesús significan vivir como Él, en entrega, servicio, dedicación y dispuestos a dar la vida por su causa. Ahí está la vida eterna. Celebrar la Eucaristía no es tanto un acto piedad individual; mi Dios y yo, en íntima estrechez (a veces egoísta estrechez). Si convertimos la Eucaristía en un acto individualista e intimista, por más santidad y adoración que se le ponga, no deja de ser un culto vacío, que no conduce a la vida, “como el que comieron sus padres y murieron”. 

Que nuestras eucaristías sean realmente comulgar en todo nuestro ser con Cristo encarnado en el hoy de nuestra historia para tener vida eterna.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España.
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

viernes, 27 de julio de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

XVIIº DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN
DE LA IGLESIA


 
“TODOS COMERÁN Y SOBRARÁ"

DOMINGO 29 DE JULIO DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL SEGUNDO LIBRO
DE LOS REYES 4, 42-44

Llegó un hombre de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios pan de los primeros frutos: veinte panes de cebada y grano recién cortado, en una alforja. Eliseo dijo: “Dáselo a la gente para que coman”. Pero su servidor respondió: “¿Cómo voy a servir esto a cien personas?” “Dáselo a la gente para que coman, replicó él, porque así habla el Señor: Comerán y sobrará”. El servidor se lo sirvió; todos comieron y sobró, conforme a la palabra del Señor.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
145 (144), 10-11. 15-18

R.: ABRES TU MANO, SEÑOR,
Y NOS COLMAS CON TUS BIENES.

Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder  R.:

Los ojos de todos esperan en ti,
y Tú les das la comida a su tiempo;
abres tu mano
y colmas de favores a todos los vivientes  R.: 

El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A LOS
CRISTIANOS DE ÉFESO 4, 1-6

Hermanos:

Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su pueblo
(Lc 7, 16).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN JUAN 6, 1-15

Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?” Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?” Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

EUCARISTÍA Y MISIÓN.

Alimento para el camino.

La multiplicación de los panes es uno de los pocos episodios del evangelio recogido por los cuatro evangelistas. Juan relata este episodio en el contexto de la definición de Jesús como “camino, verdad y vida”. No basta con conocer el camino, hay que tener fuerzas para recorrerlo. Jesús se nos ofrece gratuitamente: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mí nunca pasará sed” (Jn 6, 35). También es necesario beber para no quedarnos deshidratados. En el diálogo con la Samaritana Jesús se presenta como “el agua viva”. Dice un viejo dicho que “con pan y vino se anda el camino”. Es en las bodas de Caná donde Jesús se nos muestra como el “vino nuevo” que da vida. El pan es el alimento básico y, por eso, Jesús se compara con el pan que ha venido del cielo para hacernos vivir. Este el mensaje del evangelio de hoy, cargado de un gran simbolismo eucarístico. Es la Eucaristía la “fuente y cumbre de la vida cristiana”. Es el alimento que sustenta nuestra vida.

El milagro de compartir

La misión de Jesús es anunciar, pero también establecer y hacer posible la realidad del Reino. Antes de exponer el “signo”, el evangelista nos dice que lo seguían porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. El hombre de hoy tiene hambre física, hambre de pan, pero también hambre de felicidad, hambre espiritual. Este es el gran problema de nuestro mundo, no las disquisiciones en las que a veces nos enfrascamos. Así lo ha subrayado el Papa Benedicto XVI: “¿Puede haber algo más trágico, algo que contradiga más la fe en un Dios bueno y la fe en un redentor de los hombres que el hambre de la humanidad?” La lacra del hambre es consecuencia de nuestro pecado, pues Dios ha puesto los bienes del mundo al servicio de todos, no de unos pocos. Jesús nos enseña el método para combatir el hambre física: compartir en justicia con el prójimo necesitado. Benedicto XVI lo ha dejado claro: “sólo el amor es la fuerza extraordinaria que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz”. La Eucaristía nos impulsa a amar y la caridad -amor- es la fuerza impulsora del “auténtico desarrollo de la persona y de toda la humanidad”. El gran signo que se manifiesta en la multiplicación de los panes y de los peces es “el milagro del compartir”. La forma de saciar nuestra inmensa ansia de felicidad es acercarnos a Él, para unirnos a Él y dejarnos transformar por Él. Esto sucede cuando nos acercamos con fe a recibirle en la Eucaristía, sacramento de vida y fraternidad.

El hambre de verdad y plenitud sólo puede saciarla Dios

La Eucaristía más que una obligación es una necesidad. Aquí venimos a saciar nuestra hambre, a celebrar nuestra fe, a saciarnos de los favores de Dios. Seríamos necios si no aprovecháramos este alimento que nos regala. Vivamos con intensidad cada gesto, cada palabra de la Eucaristía con actitudes sinceras de agradecimiento, alabanza, perdón, petición de ayuda y ofrecimiento de nuestra vida. ¿Hay algo más maravilloso en nuestro mundo? No nos reservemos para nosotros la gracia recibida. Sobran doce cestos al final: representan la misión encomendada a los doce apóstoles de llevar la Buena Noticia por todo el mundo. Somos nosotros ahora los discípulos de Jesús, 

invitemos a todos a saborear y a vivir el gran don de la presencia de Dios entre nosotros.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España.
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

lunes, 16 de julio de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

XVIº DOMINGO DEL
TIEMPO COMÚN DE LA IGLESIA.


 
“EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA”

DOMINGO 22 DE JULIO DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO
DE JEREMÍAS 23, 1-6

¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! -oráculo del Señor-. Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones -oráculo del Señor. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna -oráculo del Señor. Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".

Palabra de Dios:
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
23 (22), 1-6

R.: EL SEÑOR ES MI PASTOR,
NADA ME PUEDE FALTAR.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas   R.:

Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza  R.:

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa   R.:

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISTIANOS DE ÉFESO 2, 13-18

Hermanos:

Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y Él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.

Palabra de Dios:
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

“Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen”
(Jn 10, 27).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN MARCOS 6, 30-34

Al regresar de su misión los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Palabra de Dios:
Gloria y Honor a ti, Señor Jesús.

LAS VACACIONES DE JESÚS.

LLEGARÁ UN AUNTÉNTICO PASTOR.

A comienzos del siglo VI a. C., Joaquín, después de reinar solamente tres meses sobre Judá, se rinde a Nabucodonosor, que lo deporta a Babilonia y pone en su lugar a Sedecías. Este, rey por la gracia de Nabucodonosor, que no por la gracia de Dios, es un hombre débil que se deja manejar por sus cortesanos hasta que viene sobre Jerusalén y su templo la ruina definitiva. Personajes como Sedecías llenan las páginas de todos nuestros periódicos. Dirigentes del pueblo pululan y crecen por todas las partes como hierba. Debe ser “una profesión rentable”. Todos hablan de “servir” al pueblo, de orientarlo, de conducirlo a los buenos pastos del bienestar y del progreso; a veces dicen que es “servicio muy pesado”, ¿No intentarán más bien aprovecharse a costa de las pobres ovejas? Personajes como Sedecías hay muchos; auténticos liberadores, se pueden contar con los dedos de la mano. Las pobres y esquilmadas ovejas aún continúan soñando con un Liberador. El profeta Jeremías anuncia que Dios suscitará a David un “vástago legítimo”. Ese vástago de David estará al servicio de la “justicia y el derecho”, cosa que no ha cumplido Sedecías, y unificará Israel con Judá en un reino de paz. El vástago llevará un nombre auténtico, aclamado por todo el pueblo: “El Señor es nuestra justicia”. El Mesías será descendiente de David, será rey para establecer el reinado de la justicia y traer así la salvación. La figura del pastor, ensalzada en el salmo 23 (22), es una simbología bíblica que designa al líder religioso o político. Desde el rey David, pastor y rey al mismo tiempo, surge la promesa de que Dios mismo vendrá a apacentar sus ovejas y a reunirlas de la dispersión a que las ha llevado la corrupción de sus pastores.

NECESITAMOS EL DESCANSO Y LA QUIETUD.

Nos lo pueden dar las vacaciones, pero sólo alcanzaremos el pleno sosiego si alimentamos nuestro espíritu, ahora que tenemos más tiempo libre. Jesús es el pastor del salmo 23 (22): “Nos hace recostar en verdes praderas y nos conduce hacia fuentes tranquilas”. Sin duda, una imagen deliciosa de paz y de quietud. Pero nosotros, siempre llevando la contraria, después de tanto protestar por el ritmo y las dificultades del viaje, somos incapaces de pararnos. Jugamos a ser personas importantes, siempre atareadas. Oración, distensión, silencio, reflexión: no tenemos tiempo para estas cosas. Tenemos todo el tiempo ocupado en mil naderías, que llamamos pomposamente “compromisos urgentes”, “necesidades improrrogables” y no tenemos un minuto para dedicarlo a nosotros mismos. Por eso estamos siempre cansados. Y nuestro espíritu en vez de robustecerse, se entristece y entumece alarmantemente, ni nos damos cuenta de que existe. Damos vueltas en el vacío, creyéndonos que hacemos algo. Jesús actúa como ese nuevo pastor; en Él, Dios en persona se ha hecho cargo de su pueblo. Asume la función de pastor de toda la humanidad. Se conmueve de la multitud y renuncia a su relax para enseñar a los que han ido en su busca. En Jesús, Dios mismo pastorea a su pueblo; un pueblo nuevo que es toda la humanidad; pues su sacrificio fue uno para siempre y para todos.

JESÚS NECESITA DESCANSAR, PERO ESTA SIEMPRE DISPUESTO A SERVIR.

Herodes acababa de mandar ejecutar a Juan El Bautista y los apóstoles habían vuelto de su primera experiencia misionera. La primera noticia produjo, sin duda, una gran tristeza en Jesús, pero sabe que tiene que seguir adelante y se preocupa de sus discípulos, que necesitan descanso. Les invita a retirarse a un lugar desierto para que descansaran, pues eran tantos los que iban y venían, que no tenían tiempo ni para comer. Pero la multitud los descubre y a Jesús le da pena: “se compadeció de ellos porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas”. El texto nos presenta a Jesús en medio de esa multitud y su actitud, que no es la de retirarse y huir, sino compadecerse de ellos, como manifestación encarnada de Dios que es Amor. La compasión que Dios tiene por nosotros es contagiosa y quiere despertar también en nosotros otras compasiones para con todas las indigencias que sufren nuestros hermanos. A veces también nosotros podemos querer despedir a la multitud, quizás no tanto para que no los sorprenda la noche, sino para sacárnosla de encima y evitarnos complicaciones. Lo que Jesús quiere recordarnos es la urgencia de una caridad (amor) pastoral siempre despierta y atenta a lo que podemos hacer por los demás. Compiten dos aspectos de la compasión de Cristo. Ve el agotamiento de sus discípulos, sin mencionar el suyo que debía ser mucho mayor, y ve la necesidad del pueblo, hambriento de la palabra de salvación. Es hermoso ver a Jesús debatirse entre estos dos rostros del amor: el amor que quiere acoger y dar reposo, y el amor que quiere sanar y enseñar. La gente necesita a Jesús, está sedienta de un nuevo mensaje que sacie su sed de felicidad. Hoy día ocurre lo mismo... ¿En este momento de nuestra vida nos estamos dejando guiar por el bastón de Jesús, nuestro Pastor?,
 
¿sabemos compaginar contemplación y acción, experiencia de Dios y servicio al prójimo?


Padre José Mª Martín, OSA
                  España.

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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

jueves, 12 de julio de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

XVº DOMINGO DEL
TIEMPO COMÚN DE LA IGLESIA.


“DIOS NOS ELIGE Y ENVÍA”.

DOMINGO 15 DE JULIO DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO
DE LA PROFECÍA DE AMÓS 7, 12-15

Amasías dijo a Amós: “Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque este es un santuario del rey, un templo del reino”. Amós respondió a Amasías: “Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicomoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: “Ve a profetizar a mi pueblo Israel”.

Palabra de Dios:
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
85 (84), 9. 10-14

R.: MUÉSTRANOS, SEÑOR,
TU MISERICORDIA
Y DANOS TU SALVACIÓN.

Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra   R.:

El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
La Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo  R.:

El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de Él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISTIANOS DE ÉFESO 1, 3-10

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en el, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En Él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.

Palabra de Dios:
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados
(Ef 1, 17-18).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN MARCOS 6, 7-13

Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Palabra de Dios:
Gloria y Honor a ti, Señor Jesús.

EL TESTIMONIO DE VIDA.

EL PROFETA NO PUEDE CALLAR.

El profeta Amós, pastor y campesino procedente del reino de Judá, actuó en el reino de Israel en el siglo VIII a. C. Condenó la injusticia social, el lujo, la depravación religiosa y el formalismo de un culto vacío; anunció por vez primera el exilio del Reino del Norte. Como un verdadero profeta, habló donde era preciso hablar y en el momento oportuno, que es cuando hablan los profetas y callan los maestros y sacerdotes que viven de su oficio. Por eso sus palabras resultaron insoportables. Cuando el profeta Amós se atreve a profetizar en el santuario nacional de Betel, en el reino del Norte, sus palabras resultan subversivas. No es de extrañar que le salga al paso el sumo sacerdote Amasías que, como buen funcionario, debe velar por los intereses del rey de Israel. El sacerdote denunciaría la predicación del profeta Amós ante Jeroboam II. Pero antes de que el rey actúe, decide por su cuenta echar de Betel al hombre de Dios. Amasías cree que Amós es uno de esos profesionales que se pasan la vida profetizando. No tiene nada contra ese oficio, pero le dice al profeta que se gane tranquilamente el pan en su propia tierra. Amós le responde enérgicamente y le dice que él no es un profeta de oficio, que no pertenece a ninguna escuela profética, y que para vivir le basta con cultivar higos y cuidar un rebaño de cabras. Si él predica la palabra de Dios no lo hace por vocación humana o por simple interés, sino porque Dios le ha mandado profetizar contra Israel. Por encima de la voluntad de Amasías y la presión del poder está la autoridad indiscutible de Dios. Como siempre, quieren silenciar a aquél que molesta porque dice la verdad. Pero él no puede callar, porque se siente enviado por Dios. Hacen falta hoy día profetas valientes como Amós.

EL PLAN DE DIOS ES LA AUTÉNTICA “PARTÍCULA DE DIOS”. 

El prólogo de la carta a los Efesios es un himno y a la vez una auténtica oración, una contemplación teológica de todo el plan salvífico de Dios. Ya la introducción es claramente trinitaria: el Padre, Cristo y el Espíritu, son los grandes agentes de la salvación. El Padre no es el Dios de la creación, el trascendente e inaccesible, sino el Dios que se nos ha revelado como Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro. Él nos ha elegido desde toda la eternidad para ser sus hijos en su Hijo, para que vivamos una vida de amor. Cristo, nuestro hermano, es la síntesis y el cumplimiento del plan de Dios: en Él, todos nosotros y toda la creación somos una sola cosa; Él es el centro de todo, y nosotros no podemos menos de girar en su órbita, y vivir en una segura esperanza de la herencia que nos está destinada. No hay azar, no basta “el bosón de Higgs”, la partícula que explica el origen de la masa de las demás partículas, para explicar el origen del mundo. Dios tiene un “plan”: Dios ha creado para nosotros el mundo, casa abierta para los hijos de Dios. No vamos a la deriva, caminamos hacia una meta: todos los hombres reunidos en torno a Cristo formando un inmenso Cuerpo, la humanidad regenerada sentada en torno a la mesa familiar, el encuentro definitivo de los hombres con Dios y de los hombres entre sí.

ANUNCIAR CON NUESTRA VIDA LA VERDADERA TRANSFORMACIÓN. 

El envío por parejas que presenta el evangelio era una costumbre habitual en el judaísmo. Según la legislación judicial judía, para la validez de un testimonio se requerían al menos dos varones adultos. La misión de los doce no es para enseñar, sino para proclamar la conversión. El término conversión expresa un cambio radical de mentalidad, un giro copernicano en las categorías mentales, las cuales, a su vez, determinan la actuación del hombre. La misión de los doce busca provocar una transformación. El alcance de esta transformación queda puesto de manifiesto en el poder que Jesús les confiere sobre los espíritus inmundos. Esta expresión mitológica engloba todo lo que de inhumano y hostil destruye al hombre. Los doce deben ser ellos mismos signo visible de la conversión que proclaman. En las circunstancias concretas de su momento histórico, los doce no necesitan más bagaje de un bastón, que casi resultaba imprescindible como protección, y unas sandalias, sin las que no se podía caminar por el suelo pedregoso de Palestina. La fuerza y credibilidad de la misión no estriban en los medios empleados, sino en la coherencia de vida que acompaña al mensaje. De poco sirve hoy día emplear los medios más modernos:

si no acompañamos el mensaje
con el testimonio de vida.

Padre José Mª Martín, OSA
                  España.

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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.