VIº
DOMINGO DE PASCUA
“LA
INDISCUTIBLE PAZ,
ES
DON DE DIOS”
DOMINGO
05 DE MAYO DE 2013
PRIMERA
LECTURA
TOMADA
DEL LIBRO DE
LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 15, 1-2. 22-29
Algunas
personas venidas de Judea a Antioquía enseñaban a los hermanos que
si no se hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés,
no podían salvarse. A raíz de esto, se produjo una agitación:
Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se
decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén
para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros.
Entonces los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera,
decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con
Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas,
hombres eminentes entre los hermanos, y les encomendaron llevar la
siguiente carta: “Los Apóstoles y los presbíteros saludamos
fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en
Antioquía, en Siria y en Cilicia. Habiéndonos enterado de que
algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado
entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, hemos
decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos
junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, los cuales han
consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso
les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz
este mismo mensaje. El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos
decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a
saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la
sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las
uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós”.
Palabra
de Dios
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
67
(66), 2-3. 5-6. 8
R.:
A
DIOS DEN GRACIAS LOS PUEBLOS,
ALABEN
LOS PUEBLOS A DIOS.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga
brillar su rostro sobre nosotros,
para
que en la tierra se reconozca su dominio,
y
su victoria entre las naciones R.:
Que
todos los pueblos te den gracias.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
gobiernas a los pueblos con justicia
y
guías a las naciones de la tierra R.:
¡Que los pueblos
te den gracias,
Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
Que
Dios nos bendiga,
y
lo teman todos los confines de la tierra R.:
SEGUNDA
LECTURA
TOMADA
DEL LIBRO DEL
APOCALIPSIS
21, 10-14. 22-23
El
Ángel me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me
mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía
de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más
preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. Estaba
rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre
ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce
tribus de Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte,
tres al sur, y tres al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba
sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de
los doce Apóstoles del Cordero. No vi ningún templo en la Ciudad,
porque su Templo es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. Y la
Ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna, ya que la gloria de
Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero.
Palabra
de Dios
Te
alabamos, Señor.
¡ALELUYA!
“El
que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a
él”, dice el Señor
(Jn
14, 23).
¡ALELUYA!
EVANGELIO.
EVANGELIO
DE
NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN
SAN JUAN 14, 23-29
Durante
la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: El que me ama será
fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos
en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que
ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo
estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el
Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará
todo y les recordará lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy
mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me
han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más
grande que Yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se
cumpla, ustedes crean.
Palabra
de Dios
¡Gloria
y honor a Ti, Señor Jesús!
EL
AMOR NOS HACE FUERTES EN LAS PRUEBAS.
LA
VOZ DEL PUEBLO DE DIOS.
El
Libro los Hechos recoge las conclusiones del primer Concilio de la
Iglesia, el Concilio de Jerusalén. Toda la iglesia, es decir, los
apóstoles, los presbíteros y los hermanos, participan en la
solución del problema y en nombre de toda la iglesia de Jerusalén
se escribe la carta a las otras iglesias. Pero allí se encontraba
también el Espíritu Santo, para iluminarles y ayudarles a tomar la
decisión: “Hemos
decidido, el Espíritu Santo y nosotros”.
El tema que se debatía era sobre la necesidad de la circuncisión
para salvarse “como
mandaba la Ley de Moisés”,
o si bastaba la fe en Jesucristo. La circuncisión era todo un
símbolo de la Ley antigua. ¿Hay que seguir cumpliéndola o ya
tenemos una Ley nueva? ¿Cristo
es sólo un complemento de la Ley antigua o ya es Él la Ley nueva?
Pablo se muestra desde el principio partidario de la “libertad de
los hijos de Dios”.
La decisión fue renovadora y liberadora. No tenemos más Ley que
Cristo… Si exigieron todavía algunas tradiciones sobre la carne y
la sangre fue por evitar la ruptura del grupo más conservador. La
Iglesia actual debe tener en cuenta también hoy día la voz del
pueblo de Dios y actuar conforme a “los signos de los tiempos”.
QUE
TODOS LOS PUEBLOS TE ALABEN.
El
salmo 66 que hemos proclamado expresa el reconocimiento al Creador
porque ha bendecido a la tierra con sus frutos, y llama a todos los
pueblos a unirse en esta acción de gracias. Es un mensaje muy
actual, pues implica superar odios y hostilidades para que todos los
hombres puedan sentarse en la única mesa y alabar al Creador por
tantos dones que nos ha hecho. El
mensaje de la apertura a lo nuevo subyace en la lectura del
Apocalipsis. El
número total de puertas es de doce, recibiendo cada una de ellas el
nombre de una de las doce tribus de Israel; y sobre cada uno de los
doce basamentos que dan fortaleza y cohesión a las murallas, el
nombre de un apóstol. Así quedan unidos los dos Testamentos con la
realización de todas las promesas, pues el número doce indica
plenitud.
EL
QUE ME AMA GUARDARÁ MI PALABRA.
Para
que una persona se manifieste a otra se requiere que ésta demuestre
interés, apertura, disponibilidad por aquélla. Estas actitudes se
dan en grado sumo en quien ama. Por eso, sólo quien ama está en
condiciones de recibir y entender manifestaciones personales. Por eso
Jesús no se manifiesta al mundo, porque el mundo en Juan es la
noche, la cerrazón, todo aquél que no ama, todo aquél que odia,
todo aquél cerrado en sí mismo y en sus intereses. Hoy
Jesús manifiesta que quien le ama a Él es también amado por el
Padre, quien hace morada en esa persona. Jesús
cambia el concepto antiguo de Dios y la relación del hombre con Él.
El
Padre no es ya un Dios lejano, sino el que se acerca al hombre y vive
con él, formando comunidad con los hombres.
Buscar a Dios no exige ir a encontrarlo fuera de uno mismo, sino
dejarse encontrar por Él, descubrir
y aceptar su presencia por una relación que ya no es de
siervo-señor, sino la de Padre-hijo. Esta
fue la experiencia de San Agustín, cuya conversión hemos celebrado
la semana pasada. El amor ayuda a superar todas las pruebas. Nuestro
corazón dejará de ser cobarde y de temblar, porque Dios permanece
siempre con nosotros. El amor a Dios nos trae la paz verdadera y
plena, no la paz que da el mundo. Si guardamos y practicamos la
palabra de Jesús viviremos alegres en la práctica de las buenas
obras. El santo obispo de Hipona, comentando este evangelio,
escribió:
“Por
tanto, hermanos, perseguid el amor, el dulce y saludable vinculo de
las mentes sin el que el rico es pobre y con el que el pobre es rico.
El amor da resistencia en las adversidades y moderación en la
prosperidad; es fuerte en las pruebas duras, alegre en las buenas
obras; confiado en la tentación, generoso en la hospitalidad; alegre
entre los verdaderos hermanos, pacientísimo entre los falsos”.
Padre
José Mª Martín, OSA
España
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Jesús
nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina
y Juan.