Datos personales

Mi foto
SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

viernes, 14 de junio de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XIº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.


PERDÓN Y AMOR DE DIOS”.

DOMINGO 16 DE JUNIO DE 2013

 
PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL SEGUNDO LIBRO DE
SAMUEL 12, 7-10. 13

El profeta Natán dijo a David: “Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más. ¿Por qué entonces has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? ¡Tú has matado al filo de la espada a Urías, el hitita! Has tomado por esposa a su mujer, y a él lo has hecho morir bajo la espada de los amonitas. Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita”. David dijo a Natán: “¡He pecado contra el Señor!” Natán le respondió: “El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
32 (31), 1-2. 5. 7. 11.

R.:
PERDONA, SEÑOR,
MI CULPA Y MI PECADO.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez! R.:

Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa, pensando:
Confesaré mis faltas al Señor”.
¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado! R.:

Tú eres mi refugio, Tú me libras de los peligros
y me colmas con la alegría de la salvación.
¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos los rectos de corazón! R.:


SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DEL
APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISTIANOS DE GALACIA 2, 16. 19-21

Hermanos:

Como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en Él, para ser justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la Ley: en efecto, nadie será justificado en virtud de las obras de la Ley. Pero en virtud de la Ley, he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios. Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

Dios nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados
(1Jn 4, 10b).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 7, 36 – 8, 3

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de Él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!” Pero Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. “Di, Maestro”, respondió él. “Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?” Simón contestó: “Pienso que aquél a quien perdonó más”. Jesús le dijo: “Has juzgado bien”. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquél a quien se le perdona poco, demuestra poco amor”. Después dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”. Los invitados pensaron: “¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?” Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.


Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

AMOR Y PERDÓN.

LUCAS ES EL EVANGELIO
DE LA MISERICORDIA
Y EL PERDÓN.

La escena que contemplamos este domingo tiene un gran parecido con la parábola del fariseo y el publicano del capítulo 18 del mismo evangelio. Sabemos quién volvió a su casa justificado. Y también sabemos, por el evangelio de hoy, cómo derrocha Jesús su gracia y su perdón sobre aquél o aquella que se arrepiente. En este caso se trata del contraste entre la actitud de una pecadora arrepentida y un fariseo incapaz de comprender el significado del perdón. La actitud del último es semejante a la del hijo mayor de la parábola del Hijo Pródigo. En la escena de hoy aparecen la mujer pecadora, el fariseo y en medio Jesús. Lucas, por delicadeza, no dice el nombre de la pecadora. Algunos la identifican con María Magdalena o con María la hermana de Lázaro y Marta.

NO NOS PERDONA PORQUE
NOSOTROS SEAMOS BUENOS,
SINO PORQUE ÉL ES BUENO.

La mujer está arrepentida, reconoce su pecado, como David: “He pecado contra el Señor”. Como el autor del Salmo 31 acude al Señor: “Había pecado, lo reconocí. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado”. La mujer ama al Señor y lo demuestra echándose a sus pies, llorando, lavándole con sus lágrimas y enjugándole con perfume. San Agustín dice que esta mujer “hablaba en silencio, no pronunció palabra alguna, pero mostraba gran veneración”. Cuando Jesús ve el arrepentimiento y la fe nunca niega el perdón. No nos perdona porque nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno. No se nos perdonan los pecados porque hayamos amado mucho. Es al revés “ama mucho porque se le ha perdonado mucho”. La mujer está agradecida por los pecados que se le habían perdonado. Jesús con su perdón transforma el corazón y cambia la vida de la persona perdonada.

AL QUE POCO SE LE PERDONA,
POCO AMA.


El fariseo, de acusador se convierte en acusado. Porque no tiene amor y es incapaz de comprender lo que significa el perdón. No da señales de amor a Jesús, sino que tiene un espíritu competitivo en una religión “de méritos”. No se da cuenta de que todo es gracia, de que el cumplimiento de la Ley no justifica si no hay amor. Al que poco se le perdona, poco ama. Me recuerdan estas palabras de Jesús aquella historia que decía que cada vez que reconocemos nuestra debilidad pecadora nos acercamos más a Dios. El pecado rompe el hilo que nos une a Dios, pero cada vez que recuperamos su amistad es como si hiciéramos un nudo de nuevo en la cuerda. Cada vez esta cuerda se queda más pequeña y, en consecuencia, estamos un poco más cerca de Dios. El arrepentimiento sincero nos hace valorar mejor la inmensidad de la misericordia de Dios. El fariseo no tiene nada que agradecer a nadie, ni se siente deudor de nadie. Su corazón se vuelve cada vez más duro. Quienes se creían “justos” despreciaban a los pecadores y procuraban alejarse de ellos para no contaminarse, por eso se escandalizan de que Jesús se deje tocar por la pecadora. Jesús se daba cuenta de su cerrazón y por eso llegó a decir que “los publicanos y las prostitutas irán por delante de ellos en el Reino de los Cielos” (Mt 21, 31). ¿Seguro que algunas de estas actitudes fariseas no se dan en nuestra sociedad hoy día?

EL EVANGELISTA LUCAS
MUESTRA LA OPCIÓN DE JESÚS
POR LOS MÁS DÉBILES:
POBRES, ENFERMOS Y PECADORES.

Y también por las mujeres, tan discriminadas en aquella sociedad machista. Muchas mujeres nos presenta en su evangelio: María, Isabel, la pecadora, la viuda de Naín. Aquí aparece el nombre de varias mujeres que había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, Juana mujer de Cusa el intendente de Herodes, Susana y otras mujeres que le ayudaban con sus bienes. Seguro que esta actitud de Jesús hacia las mujeres tampoco era bien vista por los “cumplidores de la Ley”. Repuestas de sus pecados y dolencias, estas mujeres se convierten en discípulas seguidoras de Jesús. Las más fieles, pues algunas de ellas estarán junto a la Cruz de Jesús. ¿Sabéis por qué? Porque al ser perdonadas tenían mucho amor y así se lo agradecían a Jesús. Me alegra que aparezcan estos nombres en el evangelio de hoy, puede hacernos pensar un poco sobre el papel de la mujer en la Iglesia de hoy.


Padre José Mª Martín, OSA
España
____________________

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.