Datos personales

Mi foto
SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

sábado, 29 de junio de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XIIIº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.



“SIGUIENDO, SÓLO A JESÚS”.

DOMINGO 30 DE JUNIO DE 2013



PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL PRIMER LIBRO DE
LOS REYES 16, 19-21

El Señor dijo a Elías: “A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti”. Elías partió y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto. Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: “Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré”. Elías le respondió: “Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtelo?” Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
15, 1-2. 5. 7-11

R.:
SEÑOR, TÚ ERES
LA PARTE DE MI HERENCIA.

 Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
“Señor, Tú eres mi bien”.
El Señor es la parte de mi herencia
y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte!  R.:

Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
Él está a mi lado, nunca vacilaré  R.:

 Por eso mi corazón se alegra,
se regocijan mis entrañas
y todo mi ser descansa seguro:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro  R.:

Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna a tu derecha  R.:


SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DEL
APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISTIANOS DE GALACIA 5, 1. 13-18

Hermanos:

Ésta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo  bajo el yugo de la esclavitud. Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque  terminarán destruyéndose los unos a los otros. Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

Habla, Señor, porque tu servidor escucha; Tú tienes palabras de Vida eterna
(1Sam 3, 9; Jn 5, 6. 69b).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 9, 51-62

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?” Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!” Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. Él respondió: “Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

JESÚS NOS INVITA
 A SEGUIRLO CON RADICALIDAD.

CONSAGRACIÓN Y MISIÓN.

El profeta Elías echa su manto sobre Eliseo para significar que le transfiere la misión profética. Es como una imposición de manos: el vestido era considerado como parte de la persona que lo vestía. Por lo tanto, el gesto de Elías significa que Eliseo participa desde este momento del espíritu de Elías. Esta concepción acerca del vestido la vemos claramente en el caso de Jonatán que, queriendo expresar su amistad con David y hacer un pacto con él, le entregó su manto y David, vestido con el manto de su amigo, participó de su fortaleza, de suerte que tuvo éxito en todas sus empresas bélicas. Nosotros hemos recibido en el Bautismo la consagración con el Santo Crisma, que nos compromete a ser auténticos testigos de Jesús y profetas de la liberación y la esperanza. En la Confirmación recibimos por la imposición de manos la fuerza del Espíritu, que nos trasforma y nos envía a anunciar el Evangelio.

VIVIR EN LIBERTAD.
SAN PABLO,
EN LA CARTA A LOS GÁLATAS,
NOS DICE QUE EL AUTÉNTICO
Y RECTO EJERCICIO
DE LA LIBERTAD
ACONTECE EN EL MUTUO
SERVICIO DEL AMOR.

Libertad es ponerse a disposición de Dios. Los deseos de la carne, es decir, el egoísmo, el servirse a sí mismo, llevan a morderse y devorarse mutuamente; llevan a la misma destrucción, a la que conduce la ley. El filósofo Hobbes dijo que el hombre es un lobo para el hombre, “homo homini lupus”. El amor auténtico, en cambio, es liberación del propio yo y se desarrolla sirviendo a los demás. ¿Cómo perseverar en la libertad del amor?: con la guía y la fuerza del Espíritu. Este se impone frente a la carne solo cuando nos abrimos a Él y nos decidimos por Él. Es entonces cuando dejamos de estar bajo el dominio de la ley y empezamos a ser libres. El creyente realmente libre es el que se considera “esclavo” de Cristo: soy de Cristo y estoy al servicio de mis hermanos. De ahí nacen alegría y paz.

LA RADICALIDAD DEL
ENCUENTRO CON JESÚS.

El episodio del evangelio de hoy ocurre de camino hacia Jerusalén. Viene un escriba que pide ser admitido entre sus seguidores. Es hermosa su disposición. Quiere seguir a Jesús a todas partes. Jesús no contesta con una negativa ni con una aprobación. Solamente muestra lo que aguarda el que le quiera seguir. Porque llegar a ser discípulo de Jesús no solamente significa ir a su escuela para “aprender” algo. Sobre todo significa compartir la vida propia de Jesús. Después del escriba viene un discípulo y pide a Jesús que antes de reunirse con él pueda cumplir los deberes de piedad con su padre. Esta espera podría durar un prolongado período de tiempo. La respuesta de Jesús parece sumamente rigurosa: “Sígueme”. Este seguimiento es mucho más importante y urgente que cualquier obligación filial. “Deja a los muertos que entierren a los muertos”. La decisión de seguir a Jesús como discípulo lleva de la muerte a la vida. El que no es discípulo de Jesús, que no ha aceptado su mensaje del reino y de la vida eterna, está en la muerte. Las respuestas de Jesús en cuanto al seguimiento hay que entenderlas en la capacidad de sugerencia que adquiere el lenguaje en una cultura de tipo oral: no es tan importante lo que se dice cuanto lo que se quiere decir. El contenido de las propuestas de Jesús significan, pues, que seguirle, condición de todo discípulo, exige disponibilidad total, radicalidad de entrega y coherencia.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España
____________________

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

jueves, 20 de junio de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XIIº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.


UNA PREGUNTA DECISIVA”.

DOMINGO 23 DE JUNIO DE 2013

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DE LA PROFECÍA DE
ZACARÍAS 12, 10-11; 13-1

Así habla el Señor: Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica; y ellos mirarán hacia mí. En cuanto al que ellos traspasaron, se lamentarán por el como por un hijo único y lo llorarán amargamente como se llora al primogénito. Aquel día, habrá un gran lamento en Jerusalén, como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de Meguido. Aquel día, habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
63 (62), 2-6. 8-9

R.:
MI ALMA TIENE SED DE TI,
SEÑOR, DIOS MÍO.

Señor, Tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta,
reseca y sin agua R.:

Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán R.:

Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios R.:

Veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.
Mi alma está unida a ti,
tu mano me sostiene R.:


SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DEL
APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISTIANOS DE GALACIA 3, 26-29

Hermanos:

Todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús, porque habiendo sido bautizados en Cristo, han quedado revestidos de Cristo. Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús. Y si pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen”, dice el Señor
(Jn 10, 27).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 9, 18-24

Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con Él, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy Yo?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”. “Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?” Pedro, tomando la palabra, respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”. Y Él les ordenó terminantemente que no lo anunciaran a nadie, diciéndoles: “El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”. Después dijo a todos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará”.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

RENUNCIAR, TOMAR LA CRUZ Y SEGUIR A JESÚS.

JESÚS ESPERA
LA RESPUESTA.

La lectura del Evangelio se centra en la figura de Pedro, el portavoz de los apóstoles. Lucas presenta la famosa “confesión de San Pedro” y la respuesta de Jesús a tal confesión de fe... ¿Quién dice la gente que soy Yo?” Jesús comienza con una pregunta impersonal. ¿Qué impresión tienen los otros de mí? ¿Cómo me ven? A esto responden los discípulos: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, Jeremías o uno de los profetas.” Lo evidente es que la gente percibe a Jesús como un hombre santo, en línea con los profetas. En este momento crítico de la historia de la salvación judía, le ven como portavoz de Dios. “Y vosotros ¿Quién decís que soy Yo?” Jesús no deja a los apóstoles sólo en un nivel superficial. Quiere una relación más personal: ¿quién pensáis vosotros que soy Yo? “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Así respondió Pedro a aquel examen, hablando por sí mismo y por los demás apóstoles. Es una profesión de fe de más alcance que la expresada por la gente. Jesús no es un mero profeta; es mucho más. Es el Mesías largamente esperado, el Ungido de Dios, realmente el Hijo mismo de Dios. Conociéndole y permaneciendo con Él, Pedro y los apóstoles poseen la auténtica presencia de Dios, aquella “luz atractiva” imposible de despreciar y de renunciar. Esta misma pregunta nos la hace Jesús a cada uno de nosotros: ¿Y tú, quién dices que soy Yo? En otras palabras te está preguntando ¿para ti, quién soy Yo? Debes pensar antes de responder, no se trata de contestar con palabras bonitas aprendidas del catecismo, se trata de responder con la vida. ¿En tu comportamiento en el trabajo, en casa, en la vida pública, tienes presente lo que Jesús espera de ti?

EL QUE QUIERA SEGUIRME,
QUE SE NIEGUE A SÍ MISMO,
CARGUE CON SU CRUZ CADA DÍA
Y VENGA CONMIGO.

Son tres las condiciones que Cristo pone: renunciar a sí mismo, tomar la cruz y seguirlo. La primera es la más difícil de comprender. El hombre tiene arraigado en el profundo de su ser la tendencia a pensar en sí mismo, a poner la propia persona en el centro de los intereses y a ponerse como medida de todo. ¿Cómo, entonces, se le ocurre a Jesús pedir al hombre, y más aún al joven, que renuncie a sí mismo, a su vida, a sus planes? Jesús no pide que se renuncie a vivir, sino que se acoja una novedad y una plenitud de vida que sólo Él puede dar. He aquí el elemento que nos hace entender las palabras evangélicas. No se nos pide renunciar, sino todo lo contrario. Cuando el seguimiento del Señor se convierte en el valor supremo, entonces todos los otros valores reciben de aquel su justa colocación e importancia. Renunciar a sí mismo significa renunciar al propio proyecto, con frecuencia limitado y mezquino, para acoger el de Dios. Pero debemos entenderlo correctamente. Ante nuestros proyectos limitados y mezquinos se encuentra la plenitud del proyecto de Dios. ¿En qué consiste esta plenitud? En primer lugar, ante el limitado plan humano del tener y poseer bienes, Dios nos ofrece la plenitud de ser un bien para los demás. En realidad, el Señor no quiere que rechacemos los bienes, por el contrario desea que nosotros nos convirtamos en un bien y usemos de lo material en la medida que nos ayude a ser ese bien para los demás. La vida verdadera se expresa en el don de sí mismo.

Padre José Mª Martín, OSA
España
____________________

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

lunes, 17 de junio de 2013

Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES

Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES.


Hoy queremos presentarles una enseñanza que va dirigida a todos los cristianos y especialmente a nuestros hermanos católicos de la Renovación Carismática Católica en El Espíritu Santo.

USTEDES SON LA SAL Y LA LUZ DE LA TIERRA
USTEDES SON EL FERMENTO DE LA MASA.

Estamos en Chile en época pre-eleccionaria, hemos escuchado decir demasiadas veces, a distintas personas, pero sobre todo a los cristianos, que ellos no se meten en política, el utilizar esa frase y hacerla propia, es favorecer el relativismo moral, no podemos ni debemos hacernos parte de este tipo de ideas, es necesario que quienes decimos seguir a Cristo pongamos también en práctica sus enseñanzas, nos dice Jesús en:

Mt 5, 13-16

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Y también en:

Mt 13, 33

Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”.

Nuestra misión como laicos, es ser la sal de la tierra, nuestra misión es darle sabor a la vida, pero el sabor correcto, propagando la Palabra de Dios, la Buena Nueva de Jesucristo, debemos ser luz para el mundo, anunciando la Palabra de Dios y poniéndola en práctica para poder transformarnos en el fermento que transforme toda la masa.

Sí queremos que éste mundo cambie, que se respeten los derechos de todas las personas debemos predicar con el ejemplo, no podemos ir a Misa y comulgar, para luego salir a la calle y volver a nuestra vida insípida, peleándonos con medio mundo, nadie nos creería, pero suele ocurrir que apenas salidos del templo -ya en el estacionamiento- nos peleamos por salir primeros, no podemos ser como las semillas, que:

cayeron en terreno pedregoso donde no había mucha tierra y brotaron enseguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol se quemaron y, por falta de raíz, se secaron
(Mt 13, 5-6).

Muy por el contrario, debemos aprender y hacer vida en nosotros las enseñanzas de Jesús.

Debemos ser ejemplo para los demás.

CAUTELAR LA VERDAD.

Pero también tenemos otra misión en este mundo que va completamente ligada a la anterior, tenemos la obligación de cautelar la verdad, no solo de decirla nosotros, sino también de advertir a los otros cuando se apartan de ella.

Sabemos que es difícil, que hay muchos que dicen: “No, yo no me meto”, para que me voy a hacer problemas, total, cada uno es responsable de sus actos, pero la cosa no es tan así, tenemos el deber y la obligación moral de advertir a quién se aparta de la verdad, a quién da interpretaciones antojadizas a situaciones que son abiertamente contrarias a la escala de valores cristiana, citemos como ejemplo “la píldora de día después”, es un fármaco probadamente abortivo -y decimos fármaco y no medicamento, pues estos últimos están diseñados para salvar vidas, no para truncarlas- si revisamos la historia en Chile, ella dirá, que fue aprobada para su distribución por un gobierno de izquierda, pero que su implementación se realizó en uno de centro derecha que se decía cristiano, piensen y concluyan ustedes mismos.

Se preguntarán algunos, ¿Y en qué se basan para esta última parte de la enseñanza? Pues en el siguiente texto del profeta Ezequiel:

Ez 3, 16-20

Al cabo de siete días, la palabra del Señor me llegó en estos términos:

Hijo de hombre, Yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, tú les advertirás de parte mía. Cuando Yo diga al malvado: “Vas a morir”, si tú no se lo adviertes, si no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, y de esa manera salve su vida, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no se convierte de su maldad y de su mala conducta, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida. Y cuando el justo se aparte de su justicia para hacer el mal, Yo lo haré tropezar, y él morirá porque tú no se lo has advertido: morirá por su propio pecado y no le serán tenidas en cuenta sus obras de justicia, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Si tú, en cambio, adviertes al justo para que no peque y el justo no peca, él vivirá porque ha sido advertido, y tú habrás salvado tu vida.

Veamos pues, la situación es grave:

Cuando Yo diga al malvado: “Vas a morir”, si tú no se lo adviertes, si no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, y de esa manera salve su vida, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.

Y cuando el justo se aparte de su justicia para hacer el mal, Yo lo haré tropezar, y él morirá porque tú no se lo has advertido: morirá por su propio pecado y no le serán tenidas en cuenta sus obras de justicia, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.

No es tan sencillo como parece ¿No?, continuemos:

Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no se convierte de su maldad y de su mala conducta, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.

Si tú, en cambio, adviertes al justo para que no peque y el justo no peca, él vivirá porque ha sido advertido, y tú habrás salvado tu vida.

¡Que alivio, Señor!

No debemos actuar, pues, como las avestruces, no podemos dar vuelta la cara y mirar para otro lado, haciéndonos los tontos, so pena que queramos hacernos responsables de la sangre (vida) de otros y ser condenados por ello.


Ayúdanos, Señor Jesús,
a poner por obra tu Palabra.
Ayúdanos, Señor Jesús,
a ser responsables
con nosotros y nuestros hermanos.
Con tu ayuda, todo lo podemos. Amén.


TODO LO PUEDO EN AQUEL QUE ME FORTALECE
(Filp 4,13).
______________________
Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

viernes, 14 de junio de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XIº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.


PERDÓN Y AMOR DE DIOS”.

DOMINGO 16 DE JUNIO DE 2013

 
PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL SEGUNDO LIBRO DE
SAMUEL 12, 7-10. 13

El profeta Natán dijo a David: “Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más. ¿Por qué entonces has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? ¡Tú has matado al filo de la espada a Urías, el hitita! Has tomado por esposa a su mujer, y a él lo has hecho morir bajo la espada de los amonitas. Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita”. David dijo a Natán: “¡He pecado contra el Señor!” Natán le respondió: “El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
32 (31), 1-2. 5. 7. 11.

R.:
PERDONA, SEÑOR,
MI CULPA Y MI PECADO.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez! R.:

Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa, pensando:
Confesaré mis faltas al Señor”.
¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado! R.:

Tú eres mi refugio, Tú me libras de los peligros
y me colmas con la alegría de la salvación.
¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos los rectos de corazón! R.:


SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DEL
APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISTIANOS DE GALACIA 2, 16. 19-21

Hermanos:

Como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en Él, para ser justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la Ley: en efecto, nadie será justificado en virtud de las obras de la Ley. Pero en virtud de la Ley, he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios. Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

Dios nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados
(1Jn 4, 10b).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 7, 36 – 8, 3

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de Él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!” Pero Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. “Di, Maestro”, respondió él. “Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?” Simón contestó: “Pienso que aquél a quien perdonó más”. Jesús le dijo: “Has juzgado bien”. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquél a quien se le perdona poco, demuestra poco amor”. Después dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”. Los invitados pensaron: “¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?” Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.


Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

AMOR Y PERDÓN.

LUCAS ES EL EVANGELIO
DE LA MISERICORDIA
Y EL PERDÓN.

La escena que contemplamos este domingo tiene un gran parecido con la parábola del fariseo y el publicano del capítulo 18 del mismo evangelio. Sabemos quién volvió a su casa justificado. Y también sabemos, por el evangelio de hoy, cómo derrocha Jesús su gracia y su perdón sobre aquél o aquella que se arrepiente. En este caso se trata del contraste entre la actitud de una pecadora arrepentida y un fariseo incapaz de comprender el significado del perdón. La actitud del último es semejante a la del hijo mayor de la parábola del Hijo Pródigo. En la escena de hoy aparecen la mujer pecadora, el fariseo y en medio Jesús. Lucas, por delicadeza, no dice el nombre de la pecadora. Algunos la identifican con María Magdalena o con María la hermana de Lázaro y Marta.

NO NOS PERDONA PORQUE
NOSOTROS SEAMOS BUENOS,
SINO PORQUE ÉL ES BUENO.

La mujer está arrepentida, reconoce su pecado, como David: “He pecado contra el Señor”. Como el autor del Salmo 31 acude al Señor: “Había pecado, lo reconocí. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado”. La mujer ama al Señor y lo demuestra echándose a sus pies, llorando, lavándole con sus lágrimas y enjugándole con perfume. San Agustín dice que esta mujer “hablaba en silencio, no pronunció palabra alguna, pero mostraba gran veneración”. Cuando Jesús ve el arrepentimiento y la fe nunca niega el perdón. No nos perdona porque nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno. No se nos perdonan los pecados porque hayamos amado mucho. Es al revés “ama mucho porque se le ha perdonado mucho”. La mujer está agradecida por los pecados que se le habían perdonado. Jesús con su perdón transforma el corazón y cambia la vida de la persona perdonada.

AL QUE POCO SE LE PERDONA,
POCO AMA.


El fariseo, de acusador se convierte en acusado. Porque no tiene amor y es incapaz de comprender lo que significa el perdón. No da señales de amor a Jesús, sino que tiene un espíritu competitivo en una religión “de méritos”. No se da cuenta de que todo es gracia, de que el cumplimiento de la Ley no justifica si no hay amor. Al que poco se le perdona, poco ama. Me recuerdan estas palabras de Jesús aquella historia que decía que cada vez que reconocemos nuestra debilidad pecadora nos acercamos más a Dios. El pecado rompe el hilo que nos une a Dios, pero cada vez que recuperamos su amistad es como si hiciéramos un nudo de nuevo en la cuerda. Cada vez esta cuerda se queda más pequeña y, en consecuencia, estamos un poco más cerca de Dios. El arrepentimiento sincero nos hace valorar mejor la inmensidad de la misericordia de Dios. El fariseo no tiene nada que agradecer a nadie, ni se siente deudor de nadie. Su corazón se vuelve cada vez más duro. Quienes se creían “justos” despreciaban a los pecadores y procuraban alejarse de ellos para no contaminarse, por eso se escandalizan de que Jesús se deje tocar por la pecadora. Jesús se daba cuenta de su cerrazón y por eso llegó a decir que “los publicanos y las prostitutas irán por delante de ellos en el Reino de los Cielos” (Mt 21, 31). ¿Seguro que algunas de estas actitudes fariseas no se dan en nuestra sociedad hoy día?

EL EVANGELISTA LUCAS
MUESTRA LA OPCIÓN DE JESÚS
POR LOS MÁS DÉBILES:
POBRES, ENFERMOS Y PECADORES.

Y también por las mujeres, tan discriminadas en aquella sociedad machista. Muchas mujeres nos presenta en su evangelio: María, Isabel, la pecadora, la viuda de Naín. Aquí aparece el nombre de varias mujeres que había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, Juana mujer de Cusa el intendente de Herodes, Susana y otras mujeres que le ayudaban con sus bienes. Seguro que esta actitud de Jesús hacia las mujeres tampoco era bien vista por los “cumplidores de la Ley”. Repuestas de sus pecados y dolencias, estas mujeres se convierten en discípulas seguidoras de Jesús. Las más fieles, pues algunas de ellas estarán junto a la Cruz de Jesús. ¿Sabéis por qué? Porque al ser perdonadas tenían mucho amor y así se lo agradecían a Jesús. Me alegra que aparezcan estos nombres en el evangelio de hoy, puede hacernos pensar un poco sobre el papel de la mujer en la Iglesia de hoy.


Padre José Mª Martín, OSA
España
____________________

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.