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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

jueves, 13 de diciembre de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

IIIº DOMINGO DE ADVIENTO

 
“ALÉGRATE, EL SEÑOR ESTÁ EN MEDIO DE TI”.

DOMINGO 16 de DICIEMBRE DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DE
SOFONÍAS 3, 14-18a
¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal. Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
TOMADO DEL LIBRO DE
ISAÍAS 12, 2-6

R.: ¡ACLAMEMOS AL SEÑOR
CON ALEGRÍA

Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
Él fue mi salvación  R.:

Ustedes sacarán agua con alegría
 de las fuentes de la salvación.
Den gracias al Señor,
invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre  R.:

Canten al Señor
porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel!  R.:


SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A LOS
CRISTIANOS DE FILIPOS 4, 4-7

Hermanos:

Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

El Espíritu del Señor está sobre mí; Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres
(Is 61,1).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 3, 2a-3. 10-18

Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le preguntaba: “¿Qué debemos hacer entonces?” Él les respondía: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. Algunos publícanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?” Él les respondió: “No exijan más de lo estipulado”. A su vez, unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?” Juan les respondió: “No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo”. Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos: “Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible”. Y por medio de muchas otras exhortaciones anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

JUAN NOS LLAMA A UNA SINCERA CONVERSIÓN.

Alégrate y gózate de todo corazón.
 
Es el domingo de la alegría. El Señor, proclama el profeta Sofonías, librará a Jerusalén del acoso de todos sus enemigos No habrá nada que temer, pues el perdón de Dios extirpará de raíz todos los males y cancelará todas las condenas que pesaban sobre su pueblo. El amor del Señor hará maravillas en su pueblo, tanto que El mismo saltará de júbilo y se complacerá en su propia obra. Sofonías describe el amor y la alegría que tocan incluso al corazón de Dios: Él también se alegra de su propio triunfo en el hombre. La justicia de Dios se identifica con su misericordia y el resultado es la alegría. La comunidad de creyentes de hoy tiene también en su seno a gentes que, con su vida, muestran la verdad de Jesús. Profetas para nuestro tiempo que nos hacen cantar, como en el Salmo que recitamos hoy, que el Señor es nuestro Dios y salvador y no hay otro. El evangelio es “Buena noticia”; por tanto, motivo de alegría para los creyentes. La alegría cristiana proviene de la comunión con Dios y los hermanos, se manifiesta incluso en medio de las adversidades y nadie la puede quitar al que la tiene. Pablo en la segunda lectura exhorta repetidamente a la alegría porque el Señor está cerca.

Una conversión que se traduzca en frutos de justicia

Juan Bautista predica la conversión primero al pueblo en general y, después, a diferentes grupos o estamentos sociales. No exige a nadie que haga penitencia vistiéndose de saco y cubriéndose la cabeza con ceniza. Juan no pide una conversión hacia el pasado, no pide lamentos y lágrimas sobre el pasado, lo que pide es un cambio hacia el futuro. La penitencia que predica ha de acreditarse por sus frutos y no por sus lamentos. En el rito bautismal, la Iglesia supone siempre esta pregunta en los catecúmenos: “¿Qué debemos hacer?”, y responde diciendo: “Guardar los mandamientos”, sobre todo el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. El Bautista predicó la penitencia en un mundo en el que el hombre vivía habitualmente en situaciones extremas y andaba preocupado por el vestir y el comer. En aquella situación, el Bautista exigía nada menos que la reducción del consumo al mínimo vital: una sola túnica y el pan de cada día, en beneficio de los excluidos y los hambrientos. Mientras haya hombres en el mundo que no tengan trabajo y lo necesario para vivir, nuestra sociedad estará condenada ante los ojos de Dios. ¿Cómo es posible que muchos estén tirados en la calle sin un techo para vivir, mientras otros tienen sus viviendas vacías? El amor al prójimo supone que se ha cumplido antes con la justicia. Estaremos convertidos de verdad si somos capaces de compartir con el que no tiene lo mínimo para vivir dignamente.

¿Qué tenemos que hacer?
 
A los publícanos, es decir, a los cobradores de impuestos, Juan les dice que cobren según tarifa justa y que no recurran a artimañas para enriquecerse a costa de los pobres. Evidentemente, en nuestra sociedad los que más cotizan son los pobres. Ellos son los que sufren las consecuencias de la crisis, mientras hay políticos y empresarios corruptos que niegan el salario a los pobres. Por tanto, no se puede hablar de una verdadera conversión cristiana si los cristianos no estamos empeñados en una justicia auténtica. A los soldados, a la fuerza pública, el Bautista exige que se contenten con su paga, que no denuncien falsamente y no utilicen la fuerza en provecho propio. El negocio de los armamentos está pidiendo a gritos una conversión pública. ¿Qué te diría a ti ahora el Bautista en tu situación concreta? Jesús utiliza un lenguaje diferente a Juan el Bautista. No ha venido a condenar a los hombres, sino a salvarlos. Pero también nos pide conversión y cambio de vida para construir entre todos una sociedad más justa.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.