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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

viernes, 30 de agosto de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XXIIº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.




“LA GRANDEZA DE LA HUMILDAD”.

DOMINGO 1º DE SEPTIEMBRE DE 2013



PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO (SIRÁCIDES) 3, 17-18. 20. 28-29

Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios. Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor, porque el poder del Señor es grande y Él es glorificado por los humildes. No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él. El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
68 (67), 4-5. 6-7. 10-11

R.:
¡SEÑOR,
TÚ ERES BUENO CON LOS POBRES!

Los justos se regocijan,
gritan de gozo delante del Señor
 y se llenan de alegría.
 ¡Canten al Señor,
entonen un himno a su Nombre!
Su Nombre es “el Señor”  R.:


El Señor en su santa Morada
es padre de los huérfanos
y defensor de las viudas:
Él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos  R.:

Tú derramaste una lluvia generosa,
Señor: tu herencia estaba exhausta
y Tú la reconfortaste;
allí se estableció tu familia,
y Tú, Señor, la afianzarás
por tu bondad para con el pobre  R.:



SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA DEL A
LOS HEBREOS 12, 18-19. 22-24

Hermanos:

Ustedes no se han acercado a algo tangible: “fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad, sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras”, que aquéllos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando. Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

“Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón”, dice el Señor
(Mt 11, 29ab).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 14, 1. 7-14

Un   sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: “Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”. Después dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!”

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!


EL VALOR DE LA HUMILDAD.

La humildad nos permite
encontrar a Dios y al hermano

El pasaje del Libro del Eclesiástico o Sirácides hace una reflexión sobre dos cualidades o virtudes humanas que inciden con claridad en la vida religiosa: la humildad y la caridad. El mensaje es claro: la actitud del verdadero humilde es más apreciable que la de aquel que derrocha sus bienes con orgullo. Esta humildad bíblica comporta tres aspectos. En primer lugar, la humildad es una justa apreciación del valor y de la grandeza del hombre. Sólo el que es humilde puede ver como grandes a los demás. Además, la humildad en la fe introduce al creyente en lo más hondo del mensaje: en Dios mismo. Finalmente, Dios recibe gloria por boca del humilde. El autor reflexiona por antítesis sobre el orgullo para mostrar el valor de la verdadera humildad. El orgullo es el mal fundamental y se manifiesta por la obstinación del corazón. Es incurable cuando se le ha dejado echar raíces y cuando se cierra al remedio. El que desprecia la vida de los demás, despreciará su propia vida y terminará despreciando al mismo Dios. Jesús ha mostrado un camino de este tipo cuando se ha propuesto como modelo de humildad evangélica.

Ser humilde es
andar en verdad”

El que es sabio desea una forma de ser capaz de discernir con exactitud y verdad lo que es él mismo y los demás. No es la humildad un falso esconder la cabeza debajo del ala, sino una justa apreciación de los demás y de sí mismo, así como una apertura hacia Dios porque nos sabemos limitados de verdad. Santa Teresa dio una buena definición de humildad: “Andar en verdad”. Ni más ni menos. Saber ser lo que uno es y saber luchar por ser lo que Dios espera que seamos. Aceptando la verdad. Viviendo verazmente. Sin enaltecerse, sin elevarse, sin darse importancia, sin engreírse, sin considerarse autosuficiente, etc. Aceptar la verdad pura y simplemente. Esta humildad es un valor evangélico y por eso Jesús emplea ahí una fórmula solemne: “Dichoso tú”, como una bienaventuranza más.

Jesús nos pide una
humildad de corazón

Era costumbre en aquellos tiempos y lugares invitar de vez en cuando a un rabino para conversar durante la comida sobre algún punto de interés religioso. En esta ocasión había allí otros invitados, amigos de este personaje y fariseos lo mismo que él. Y todos éstos “espiaban” a Jesús. Este detalle demuestra que no había sido invitado de corazón, sino únicamente como pretexto para ver si podían sorprenderle en algún fallo. Jesús ve cómo los comensales se disputan los primeros puestos. El deseo de figurar era una de los defectos típicos de los fariseos. Recordemos, sin embargo, que Jesús en la Ultima Cena ocuparía el último lugar, el de los siervos, y lavaría los pies a sus discípulos; recordemos, sobre todo, que al día siguiente descendería mucho más al ser colgado en la cruz entre dos ladrones y que, por eso mismo, fue exaltado a la diestra del Padre. Jesús nos pide una humildad de corazón, lo mismo que pide la conversión interior y no sólo exterior. Jesús quiere decir que el amor auténtico se muestra cuando se ejerce sin esperar recompensa alguna. El que invita a los pobres no puede esperar ser invitado por ellos en otra ocasión. Invitar a los pobres sería tanto como sentarse a la mesa de los pobres, solidarizarse con ellos, sería amarles de tal manera que uno pudiera esperar también entrar con ellos en el Reino que les ha sido prometido.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España
____________________

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

martes, 27 de agosto de 2013

¡¡FELIZ SANTO, NINITA MÍA!!






¡¡¡Feliz Santo!!!!

A mi Dulce y tierna esposa Ninita, le deseo que el Señor Jesús la bendiga mucho, que la proteja y que la haga muy feliz junto a mi, su esposo que la adora Zbyszek.

Señor Jesús,
te damos gracias
porque has llenado
nuestros corazones
con Tu amor.

Porque a pesar de nuestras
enfermedades y las
dificultades de la vida,
nos mantienes unidos en Tu amor.

¡Gracias, Señor Jesús!

Sana y bendice a mi esposa,
Y hoy, en este día
27 de Agosto
en que celebra su santo,
le des mucha alegría y felicidad.

¡Que Jesús te bendiga  y proteja siempre!

Tuyo, siempre, tu Zbyszek.

viernes, 23 de agosto de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XXIº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.



“¿SON POCOS O MUCHOS?”.

DOMINGO 25 DE AGOSTO DE 2013 



PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DE
ISAÍAS 66, 18-21

Así habla el Señor: Yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria. Yo les, daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones extranjeras, a las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios –dice el Señor como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro. Y también de entre ellos tomaré sacerdotes y levitas, dice el Señor.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
117 (116), 1-2

R.:
vAYAN POR TODO EL MUNDO
Y ANUNCIEN EL EVANGELIO.

¡Alaben al Señor, todas las naciones,
 glorifíquenlo, todos los pueblos!  R.:

Es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre R.:



SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA DEL A
LOS HEBREOS 12, 5-7. 11-13

Hermanos:

Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquél que recibe por hijo. Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre? Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella. Por eso, “que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano”, para que el rengo no caiga, sino que se sane.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, dice el Señor
(Jn 14, 5).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 13, 22-30

Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?” Él respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, los de afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Y él les responderá: “No sé de dónde son ustedes”. Entonces comenzarán a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”. Pero él les dirá: “No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!” Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

UNA PUERTA ABIERTA A TODOS.

El mensaje de este texto
del Tercer Isaías
es claramente universalista

Israel descubrió el universalismo de la salvación en la dolorosa experiencia de su deportación a Babilonia, al vivir entre los gentiles. El libro de Isaías se cierra abriendo el horizonte de una visión ecuménica y misionera: Yahvé reunirá a todas las naciones vecinas y les manifestará su gloria. La palabra que ha sido enviada a todos los pueblos no volverá vacía. Utilizando todos los medios humanos de transporte, las naciones del mundo llevarán a Jerusalén a los hijos de Israel que estaban dispersos. Y esta gran repatriación será como una ofrenda a Yahvé y un reconocimiento de que Él es el Señor y Dios de las naciones. En recompensa, Yahvé elegirá también de entre los gentiles a sacerdotes y levitas. En adelante, todos serán pueblo elegido, un solo pueblo elegido.

La carta a los Hebreos
anima a ser fuertes en la fe
en medio de las dificultades

Las tribulaciones que padecemos deberían ser entendidas como una muestra de amor que Dios tiene a sus hijos. A nadie le gusta que le castiguen, pero un castigo justo y oportuno nos ayuda a alcanzar la verdadera paz y llevar una vida intachable. El autor del texto exhorta a sus lectores para que no se desanimen. Se dirige a unas comunidades cristianas en las que ya ha desaparecido el entusiasmo de los comienzos y empieza a notarse la vacilación ante las primeras dificultades y la persecución que padecen. La vida cristiana no es una vida en “un mundo feliz”, sino lucha y responsabilidad en medio de un mundo hostil que contradice al evangelio. El misterio del dolor y de los sufrimientos que tenemos que aguantar por causa del evangelio se hace más aceptable para los que creen de verdad en la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

 Puerta estrecha,
pero abierta a todos

A la pregunta que le hacen a Jesús, Éste no responde diciendo el número de gente que se va a salvar -si muchos o pocos- sino indicando cómo hay que actuar para formar parte de su comunidad. El acceso al Reino de Dios no es cosa fácil en principio, pues hay que esforzarse para entrar por la puerta estrecha, o lo que es igual, hay que hacerse violencia para hacer propia la opción por Jesús y ponerla en práctica en un mundo en el que los valores evangélicos no prevalecen. Para Jesús la cuestión no es, por tanto, salvarse, pues para esto, como le dijo al joven rico, basta con cumplir los mandamientos que miran al prójimo, sino adherirse o no a su mensaje para transformar el mundo, suplantando la injusticia que hay en él. La salvación, según Jesús, comienza por la puesta en práctica de los valores evangélicos, y no por la pertenencia a un determinado pueblo. Cualquiera, de oriente u occidente, del norte o del sur, del pueblo de Israel o no, podrá sentarse a la mesa en el banquete del reino de Dios, pues el reino es una comunidad de puerta estrecha, a la que se entra negando los valores mundanos que se oponen al evangelio, pero abierta para quien desee adherirse a su mensaje humanizador.

Lo que importa es
la adhesión al mensaje evangélico


De ahí que habrá primeros -los que desde siempre, perteneciendo al pueblo de Israel gozaron de ser “el pueblo elegido”, pero rechazaron el mensaje de Jesús- que serán últimos -como los paganos lo habían sido-, y habrá últimos -los paganos, excluidos según los judíos del reino de Dios- que serán primeros, a condición de que acepten por norma de vida el mensaje de Jesús. Dios ofrece su salvación a todos por igual. Ya no bastará con pertenecer a un pueblo, a una raza, a una cultura para considerarse salvado, ni la salvación será la cuestión más importante a debatir. La entrada en el reino o comunidad cristiana, que es puerta de salvación, se realizará por la opción personal y por la adhesión individual al mensaje vivido en la práctica de cada día. Quienes así lo hagan, pertenezcan o no al pueblo de Israel, ya están salvados en vida, pues han aprendido que la verdadera vida comienza cuando, como Jesús, nos comprometemos a darla para que los demás tengan vida abundante.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

sábado, 17 de agosto de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO

XXº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA.





“EL FUEGO DEL AMOR”.

DOMINGO 18 DE AGOSTO DE 2013


PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DE
JEREMÍAS 38, 3-6. 8-10

El profeta  Jeremías decía al pueblo: “Así habla el Señor: “Esta ciudad será entregada al ejército del rey de Babilonia, y éste la tomará”. Los jefes dijeron al rey: “Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, y a todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia”. El rey Sedecías respondió: “Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes”. Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas. En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro. Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo: “Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad”. El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el hombre de Cusa: “Toma de aquí a tres hombres contigo, y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
40 (39), 24. 18

R.:
¡Señor,
ven pronto a socorrerme!

Esperé confiadamente en el Señor:
Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor R.:

Me sacó de la fosa infernal, del barro cenagoso;
afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos  R.:

Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto,
temerán y confiarán en el Señor  R.:

Yo soy pobre y miserable,
pero el Señor piensa en mí;
Tú eres mi ayuda y mi libertador,
¡no tardes, Dios mío!  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA DEL A
LOS HEBREOS 12, 1-4

Hermanos:

Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora “está sentado a la derecha” del trono de Dios. Piensen en Aquél que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento. Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

“Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen”, dice el Señor
(Jn 10, 27).

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN LUCAS 12, 49-53

Jesús dijo a sus discípulos: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

JESÚS NO NOS DEJA INDIFERENTES.

Somos profetas.

La voz del profeta Jeremías se alza para proclamar lo absurdo de cualquier alianza con Egipto en contra de Babilonia. Sin embargo, los representantes del mundo oficial deciden a su antojo en lugar del pueblo hambriento y desmoralizado: un nacionalismo y una resistencia militar que hace caso omiso de la palabra del profeta. La voz del profeta es molesta cuando interpreta el sentimiento popular. Los poderosos intentarán suprimirlo. Muchos años más tarde se producirá una situación semejante con Jesús. La cisterna en la que encierran a Jeremías viene a ser un símbolo del abandono y de la muerte. La oración que numerosas veces hiciera Jeremías de “ser contado con los que bajan a la fosa” se hacía realidad en la vida del profeta. Así la acción profética quedaba concluida, ya que su vida misma apoyaba sus palabras. Cuando el que profetiza une su vida a su palabra, lo que de ahí puede salir es algo de una fuerza imprevisible y definitiva. En el momento de la prueba solamente un extranjero se apiada del profeta y se salva gracias a la simpatía de un cortesano etíope. El profeta está empeñado en una empresa ardua, casi imposible: hacer recapacitar al pueblo para que tome conciencia de pueblo elegido. Es difícil oír la voz de un profeta que clama por la confianza en Dios, cuando el hombre solamente confía en sí mismo. Hoy hacen falta profetas que denuncien la injusticia y anuncien la salvación. El Papa Francisco lo está haciendo. El habla del espíritu del mal, el diablo, que hace que los poderosos se aprovechen de los débiles. En el bautismo fuimos ungidos como profetas, ¿somos conscientes del compromiso que adquirimos?

El evangelio de hoy
puede parecer desconcertante.

No siempre fácil de encajar, al menos para mí: “No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar”. ¿Por qué diría Jesús que no ha venido a sembrar paz sino a enemistar? ¿Acaso es un aviso para que no nos conformemos con cualquier paz en nombre de Dios, ni nos traguemos cualquier guerra en nombre del Evangelio? Hay una violencia que es provocada por las personas. Pero también hay una violencia que es fruto de la misma vida; y es absolutamente necesaria, porque sin ella la vida no tendría lugar. Desde el primer momento de su existencia la vida, cualquier vida, tiene algo de lucha. La vida sufre violencia para nacer. También para crecer, para madurar. Todo cambio es doloroso porque supone romper con lo que era para empezar a ser de una forma nueva. Jesús era bien consciente de esta realidad. El cambio que su predicación y su presencia ofrecían a las gentes de su tiempo no se podía producir sin dolor, sin violencia. Suponía cambios grandes en la sociedad y en el interior de las personas. Muchos no estaban interesados en ese cambio. Eso creó enfrentamiento en torno a Jesús. Eso ha creado problemas a cuantos se han tomado en serio el Evangelio a lo largo de poco más de dos mil años. Hoy el Reino de Dios también sigue provocando violencia. El Reino supone cambios y conversión en nuestra vida personal y social. Son cambios que a muchos no nos gustan, aunque nos confesemos cristianos y frecuentemos las iglesias. Pero es el único camino para alcanzar la libertad y la vida que Jesús nos ofrece en el Reino del Padre. 

Jesús ya querría ver el mundo
arder en caridad y virtud.

¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. “¡Qué angustia hasta que se cumpla!”, dijo Jesús. Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar. ¡Ten grandes deseos! ¡Apunta bien alto! Busca la perfección personal, la de tu familia, la de tu trabajo, la de tus obras, la de los encargos que te confíen. Los santos han aspirado a lo máximo. No se asustaron ante el esfuerzo y la tensión. Se movieron. ¡Muévete tú también! Recuerda las palabras de san Agustín: “Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se guía para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apóstata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino”. Y añade: “Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado”. Es el momento de preguntarte: ¿Te mueves o estás parado? ¿Te produce violencia dentro de ti el mensaje de Jesucristo, o te deja indiferente?


Padre José Mª Martín, OSA
                   España
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.