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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

jueves, 16 de mayo de 2013

EVANGELIO DEL DOMINGO - PENTECOSTÉS 2013

DOMINGO DE PENTECOSTÉS






EL ESPÍRITU DEL RESUCITADO”

DOMINGO 19 DE MAYO DE 2013

 
PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DE
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: “¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
104 (103), 1. 24. 29-31. 34

R.:
SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU
Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA.

Bendice al Señor, alma mía:
¡Señor, Dios mío, que grande eres!
¡Que variadas son tus obras, Señor!
¡La tierra está llena de tus criaturas! R.:

Si les quitas el aliento,
expiran y vuelven al polvo.
Sí envías tu aliento,
son creados,
y renuevas la superfcie de la tierra R.:

¡Gloria al Señor para siempre,
alégrese el Señor por sus obras!
Que mi canto le sea agradable,
y yo me alegraré en el Señor R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA PRIMERA CARTA
DEL APÓSTOL SAN PABLO A
LOS CRISITIANOS DE CORINTO 12, 3-7. 1-13

Hermanos:

Nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, si no está impulsado por el Espíritu Santo. Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo, -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SECUENCIA.

Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz. Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio de los hombres. Tú eres descanso en el trabajo, templanza de las pasiones, alegría en nuestro llanto. Penetra con tu santa luz en lo más íntimo del corazón de tus fieles. Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente. Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, sana nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos. Concede a tus fieles, que confían en ti, tus siete dones sagrados. Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría.

¡ALELUYA!

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN JUAN 20, 19-23

Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

LA FIESTA DE LA COMUNIDAD.

PENTECOSTÉS ES LA FIESTA DEL ESPÍRITU Y DE LA COMUNIDAD.

Es la culminación de la Pascua. La vida nueva que Jesús consiguió es también nuestra vida. Muchas veces no somos conscientes de la actuación del Espíritu en nosotros. Quizá sea porque no le dejamos actuar... Da la sensación de que estamos como los discípulos antes de Pentecostés: decimos que creemos en Jesús, nos confesamos cristianos, pero vivimos apocados, medrosos, sin garra. Entonces nos refugiamos en nuestra fortaleza por miedo a salir al mundo. Pero la imagen que define mejor a la Iglesia no es la de la fortaleza, sino la de la tienda que se planta en medio del mundo.

¿No nos dijo Jesús el domingo pasado que bajáramos al valle y no nos quedásemos plantados mirando al cielo? También los discípulos estaban dentro con las puertas y ventanas cerradas por miedo a los judíos. Comparten miedos, ilusiones y el recuerdo de Jesús. El Espíritu se presentó como un vendaval y unas llamas de fuego. El viento y el fuego purifican y transforman. Y entonces... salieron a predicar, sin miedo, sin utilizar la fuerza, sostenidos en su debilidad por el Espíritu. Cuando la Iglesia se encierra en sí misma por miedo a contaminarse con el mundo, cuando la imagen que da es la de una fortaleza firme, no convence. Se convierte en piedra de escándalo para muchos.

EL TEXTO DE LOS HECHOS DICE QUE “ESTABAN TODOS REUNIDOS”.

No dice que estaban sólo los apóstoles, sino todos, es decir el conjunto de los discípulos, todos los que se proclamaban seguidores de Jesús. Por tanto, los dones del Espíritu lo reciben todos los cristianos, no sólo los que han recibido el orden ministerial. El Espíritu actúa en todo, aunque cada uno reciba un don y una función. A cada carisma o don corresponde un ministerio o servicio. Pero todos somos miembros del cuerpo de Cristo y hemos recibido la misma dignidad por el Bautismo. ¿Reconoces en ti el carisma que has recibido?, ¡sabes cuál es tu misión dentro de la Iglesia! En este momento de la historia más que nunca hay que reconocer la importancia de los ministerios laicales. La Iglesia debe tener una estructura circular y no piramidal.

LOS DONES DEL ESPÍRITU TIENEN HOY SU TRADUCCIÓN.

El don de sabiduría nos capacita para distinguir la realidad de la fantasía y vivir en consecuencia. El sabio es aquel que encuentra el secreto de la felicidad: la vida según Cristo. La inteligencia nos ayuda a aceptar los cambios que se producen en la sociedad para el bien común. Tener una mente abierta es señal de inteligencia. El don de consejo nos lleva a indagar bajo lo visible para descubrir las causas ocultas y poder ayudar al que nos lo pide. La piedad nos protege del egoísmo y del materialismo. La ciencia nos marca una dirección consistente en nuestras vidas, nos ayuda a conocer cómo son las cosas. El temor de Dios, entendido en el buen sentido, es beneficioso y nos hace realizar obras buenas, como el niño que respeta a su querido padre y no quiere defraudarle. La fortaleza es necesaria para un verdadero amor, pues nos da valor para asumir un compromiso auténtico y maduro. Con los dones que el Espíritu nos regala todo es posible desde ahora.

Padre José Mª Martín, OSA
España
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.