Datos personales

Mi foto
SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

miércoles, 10 de abril de 2013

EEVANGELIO DEL DOMINGO



IIIº DOMINGO DE PASCUA



“EN TU NOMBRE, SEÑOR”.


DOMINGO 14 de ABRIL DE 2013



PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DE
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 5, 27-32. 40-41

Cuando los Apóstoles fueron llevados al Sanedrín, el Sumo Sacerdote les dijo: “Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!” Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A Él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen”. Llamaron a los Apóstoles, y después de hacerlos azotar, les prohibieron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
30 (29), 2. 4-6. 11-12a. 13b

R.:
YO TE GLORIFICO, SEÑOR,
PORQUE TU ME LIBRASTE.

Yo te glorifico, Señor,
porque tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos
se rieran de mí.
Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba
entre los que bajan al sepulcro  R.:


Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre,
porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría  R.:

“Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor”.
Tú convertiste mi lamento en júbilo.
¡Señor, Dios mío,
te daré gracias eternamente!  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO EL
APOCALIPSIS 5, 11-14

Yo, Juan, oí la voz de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, y exclamaban con voz potente: “El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza”. También oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra, debajo de ella y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían: “Al que está sentado sobre el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos”. Los cuatro Seres Vivientes decían: “¡Amén!”, y los Ancianos se postraron en actitud de adoración.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y tuvo misericordia de su pueblo.


¡ALELUYA!

EVANGELIO.

EVANGELIO DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN JUAN 21, 1-14

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “Vamos también nosotros”. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era Él. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿tienen algo para comer?” Ellos respondieron: “No”. Él les dijo: “Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán”. Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”. Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar”. Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: “Vengan a comer”. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres?”, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

Palabra de Dios.
¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús!

VALENTÍA Y CONFIANZA EN EL SEÑOR.

Jesús nos acompaña en la misión.

El capítulo 21 del Evangelio según San Juan está cargado de simbolismo. La escena de la pesca es muy semejante a la que Lucas narra en el capítulo 5 de su evangelio. La diferencia es que ahora Jesús es el Señor resucitado. El vencedor de la muerte dice a sus discípulos: “echad la red”. Los siete discípulos representan a toda la Iglesia, que debe dar testimonio de su fe; los 153 peces quizá simbolicen el número de naciones conocidas entonces, porque a todos se les anuncia la Buena Noticia. Al principio no pescan nada, pues sin la presencia de Jesús la Iglesia no puede nada, aunque emplee los medios más modernos en la transmisión de la fe. Pero Él está con nosotros y nos dice de nuevo: “Echad las redes”.

Tenemos que ser coherentes y valientes.

Hemos de hacer realidad en nuestra vida aquello que a los Apóstoles les causó la cárcel, pero que les dio la verdadera paz y felicidad que vienen de Dios: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. El Señor habla, sigue hablando y a cada uno en particular nos pide cosas concretas a través de las mil circunstancias de la vida ordinaria. Hemos de ser valientes: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Por ser coherentes con su compromiso sufrieron mil penalidades: “Azotaron a los Apóstoles, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los Apóstoles salieron del consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús”. Los Apóstoles no eran en su caminar por la tierra seres anormales, masoquistas… Pero sí eran personas enamoradas y el amor lo sufre todo con felicidad. Se esforzaron por llevar a Cristo en el corazón, y ponerlo en los corazones de los demás. “Cristo una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, la muerte ya no tiene dominio sobre Él”, proclamaron con entusiasmo. Ya lo decía San Bernardo: “creed al experimentado”. La Iglesia desde el principio aparece como signo de contradicción, por eso es perseguida. El anuncio valiente del Evangelio puede acarrear persecución por parte de los poderes de este mundo, pero está claro que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Si la Iglesia se acomodase a este mundo perdería el sentido de su ser. Sólo si presenta con valentía el anuncio gozoso y liberador del Evangelio se identificará con el Cordero Pascual, Jesucristo muerto y resucitado que se entrega por nosotros. Estos días se está proyectando en los cines la película “Cristiada”. Una narración épica de la Guerra Cristera (1926-1929), que fue detonada por el intento del gobierno mexicano de suprimir la libertad de culto. La película sigue la epopeya de gente ordinaria de todo el país que eligió defender su libertad. Todos ellos deberán decidir si están dispuestos a dar su vida por defenderla. Y decidieron que sí… por fidelidad a Jesucristo. Hoy día en muchos países los cristianos son perseguidos, pero siguen defendiendo su fe. Estos días nos llegaba el ejemplo sobrecogedor de la República Centroafricana y su obispo Juan José Aguirre. Ahí están los misioneros, hasta el final, al lado de los más pobres.

El seguimiento de Jesucristo merece la pena.
 
El Señor pregunta a San Pedro tres veces seguidas si le ama, como si tuviera que reparar así por las tres negaciones. La vida de los Apóstoles y en especial la de San Pedro son muy edificantes por lo que tienen de caídas, como nosotros, y de arrepentimiento. San Pedro tenía mucho de palabra: Señor si es necesario moriremos contigo, nada más ver al Señor se lanza al agua... Pero negó tres veces a Jesús ¡Qué caída más horrorosa, peor que la de Judas! Pero a diferencia de Judas, Pedro amaba con todas la fuerza de su alma al Maestro. Jesús ya resucitado le da a Pedro la primacía en toda la Iglesia “apacienta mis corderos”, “pastorea mis ovejas”. Jesús pregunta insistentemente: “¿me amas?” y Simón en su tercera respuesta como quejándose: “Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. Y nosotros somos iguales: ¡cuántas caídas! ¡Cuántas cosas de las que tenemos que arrepentirnos! ¡Cuántas faltas de amor a Dios y al prójimo! y como San Pedro le decimos al Señor: “Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”.
A cada uno de nosotros Jesucristo le propone seguirle con un encargo concreto.

En esto consiste ser cristiano.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España
____________________

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.




No hay comentarios:

Publicar un comentario