SOLEMNIDAD
DE
LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
MARÍA
SÁBADO
08 de DICIEMBRE DE 2012
PRIMERA LECTURA.
TOMADA DEL LIBRO DEL
GÉNESIS 3, 9-15. 20
Yahvé Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?”
Este contestó: “Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo;
por eso me escondí”. Él replicó: “¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo?
¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?” Dijo el hombre: “La
mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí”. Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer: “¿Por qué
lo has hecho?” Y contestó la mujer: “La serpiente me sedujo, y comí”.”Entonces
Yahvé Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas
las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y
polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer,
y entre tu linaje y su linaje: Él te pisará la cabeza mientras acechas tú su
talón”. El hombre llamó a su
mujer “Eva”, por ser ella la madre de todos los vivientes.
Palabra de
Dios.
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
98
(97), 1-4
R.:
CANTEN AL SEÑOR UN CANTO NUEVO
PORQUE
HA HECHO MARAVILLAS
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria R.:
El Señor
manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las
naciones:
se acordó de su amor
y su fidelidad en favor del pueblo de Israel R.:
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos R.:
SEGUNDA
LECTURA.
TOMADA
DE LA CARTA DEL
APÓSTOL
SAN PABLO A LOS
CRISTIANOS
DE ÉFESO 1, 3-6. 11-12
Hermanos:
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el
cielo, y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que
fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos
predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos
dio en su Hijo muy querido. En Él hemos sido constituidos herederos, y
destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las
cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han puesto su esperanza en
Cristo, para alabanza de su gloria.
Palabra de
Dios.
Te
alabamos, Señor.
¡ALELUYA!
Alégrate, María,
llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú eres entre las mujeres
(Lc 1, 28).
¡ALELUYA!
EVANGELIO.
EVANGELIO
DE
NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN
LUCAS 1, 26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a
una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida
con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de
la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
“¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras,
ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero
el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y
darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será
llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María
dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún
hombre?” El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será
llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su
vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la
servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se
alejó.
Palabra de
Dios.
¡Gloria
y honor a Ti, Señor Jesús!
EL
ADVIENTO DE MARIA.
María
nos ayuda a vivir el Adviento.
María es la mujer que
esperó siempre en Dios, que volcó en Él su corazón, que dio testimonio de su fe
y que entregó su vida a la causa de Dios. El camino
nos lleva a Jesús. Pero tenemos que emprenderlo nosotros. Esperamos activamente la llegada del Mesías preparando
nuestro corazón, como María. Ella lo llevó en su seno, también nosotros en
cierto modo debemos acogerlo en nuestro interior. ¿Quién mejor que ella puede
enseñarnos a esperar con confianza y alegría?
El compromiso de
María.
María, aquella muchacha
de Nazaret, confió en el Señor y le manifestó su disponibilidad. Su confianza nacía de la Palabra de Dios. Por eso
cuando recibió el anuncio del ángel se quedó turbada y preguntó ¿cómo será eso,
pues no conozco varón? Confió en la
Palabra del Señor. Su fe es
confiada, pero no ciega. Pone su confianza en la Palabra, para decir “hágase en mí según
tu palabra”. De su confianza nace su
disponibilidad. El que se instala se
encierra en sus “seguridades” y es incapaz de avanzar. Sólo el que busca está capacitado para progresar. La
disponibilidad en la antítesis de la instalación burguesa. Hemos de salir de nuestras comodidades para ir al encuentro
de las nuevas realidades de pobreza material y
espiritual, “nuevas fronteras” las llaman algunos: ancianos, inmigrantes,
jóvenes desarraigados… María nos lleva a Jesús y nos dice: “hagan lo que Él les diga”. No podemos quedarnos sólo en el aspecto sentimental de la Virgen. No olvidemos
que ella es la mujer entregada y comprometida del Magníficat que alaba al Señor
porque “derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los
colma de bienes y a los ricos despide vacíos”.
María nos enseña a
esperar con confianza en el Señor.
Hoy le decimos a nuestra
Madre María que nos ayude a luchar por un mundo nuevo. Ella nos ayuda a tender
nuestra mano al que con nosotros está. Nos da ánimo para confiar siempre,
aunque parezca que es inútil caminar, porque vamos haciendo camino y otros lo
seguirán. ¡Que se acaben los agoreros y los pusilánimes! ¡Sí, es posible un
mundo nuevo con y desde María! La actitud que tenemos
que cultivar desde este día es la entrega generosa, como María. Demos gracias a Dios por
María, porque se acercan días de fiesta y
felicidad “no sólo para la
mujer, cuyo seno había dado a luz al niño, sino también para el género humano
en cuyo beneficio la Virgen
había alumbrado al salvador” (San Agustín, Sermón 193, 1). Ella es la mujer que esperó siempre en Dios, que volcó en Él
su corazón, que dio testimonio de su fe y que entregó su vida a la causa de
Dios. El camino nos lleva a Jesús. Pero tenemos
que emprenderlo nosotros. Esperamos activamente
la llegada del Mesías preparando nuestro corazón, como María. Ella lo llevó en
su seno, también nosotros en cierto modo debemos acogerlo en nuestro interior. ¿Quién mejor que ella puede enseñarnos a esperar con confianza
y alegría?
Padre José Mª Martín,
OSA
España
____________________
Jesús nos
bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y
Juan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario