Datos personales

Mi foto
SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

domingo, 19 de agosto de 2012

TESTIMONIO DE CONVERSIÓN


Rescatando documentación de las publicaciones de los primeros blogs “Dios Viviente” les presentamos este maravilloso Testimonio de Conversión del hermano Fernando Casanova, ex pastor evangélico, converso al catolicismo y actualmente Profesor de Teología en el Centro de Estudios de los Dominicos del Caribe (CEDOC).

 
CRISTIANO CATÓLICO, APRENDE A DEFENDER TU FE.

RESUMEN BASADO EN EL TESTIMONIO DE CONVERSIÓN DEL HERMANO FERNANDO CASANOVA, EX PASTOR CRISTIANO EVANGÉLICO PENTECOSTAL, CONVERSO AL CATOLICISMO.

En los Estados Unidos, las diferentes Iglesias Cristianas, dicen tener la verdad en la interpretación de las Escrituras, y todas se basan en la Biblia, sin embargo la verdad de cada una de ellas suele ser muy diferente entre sí.
Es preocupante ver que hay tantos grupos, tantas iglesias diferentes y todas con un punto de vista específico, pero además y cada una de ellas dice basarse en la Palabra de Dios, pero… La Palabra no puede decir -según se la interprete- cosas diferentes.
Algunas de estas iglesias difieren en aspectos importantes como por ejemplo el Bautismo, hay algunas iglesias cristianas que afirman que el Bautismo es necesario, pero hay otras que discrepan y dicen que basta la sola fe para la salvación.
Para algunos es necesaria la celebración de la Santa Cena para crecer en la fe, como es el caso de los luteranos, los metodistas y en general los de tradición reformada, sin embargo, otros, esto no lo consideran necesario, es para ellos un evento de poca importancia.
En 1ª de Corintios podemos ver que este tipo de situaciones ya se daba por aquella época, esa era una iglesia muy llena de dones, sin embargo San Pablo tenía que luchar denodadamente por mantener la unidad pues se peleaban constantemente entre ellos, o sea el tener el Espíritu no es garantía de unidad.
Entonces había que buscar -y hoy también debemos hacerlo- un factor para la unidad de los cristianos, para esto se debe profundizar en el estudio de la Escritura y sobre todo considerar que la Biblia fue escrita en griego, por tanto hay que buscar el significado exacto de las palabras, el castellano siendo una lengua rica –sin embargo adolece de algunas fallas y por tanto la traducción a veces no se puede realizar en forma correcta.
Sí verificamos en el Nuevo Testamento, podremos concluir que la intención de Jesús era que hubiera una sola Iglesia, testimoniando una sola fe, perseverando en una sola doctrina y así nos podemos dar cuenta que el trabajo de los apóstoles era fundar iglesias, llevar el Evangelio, continuar las enseñanzas de Jesús, manteniendo la unidad de la fe que el Señor les había encargado.
En el capítulo 10 de Juan, específicamente en el versículo 16 Jesús les dice a sus discípulos: “Yo voy a traer otras ovejas que no son de este rebaño”, de manera que ellos deberán conformar “un sólo rebaño” para que haya un sólo Pastor, ahora veamos la importancia que esto reviste, continuando con la lectura del evangelio de Juan, en los capítulos 14 y 16, sobre todo en este último, versículos del 12 al 15, aparecen las promesas del Señor Jesús diciendo: “Yo no los voy a dejar huérfanos, Yo les voy a conceder el Espíritu de Verdad, el Espíritu Santo que los va a guiar y los va a acompañar hacia toda verdad y hacia toda justicia”, pero ocurre que la realidad de esta proliferación de iglesias existentes en el mundo, nos muestra lo contrario de lo que dice Jesús, entonces hemos de preguntarnos ¿dónde realmente se encuentra ese Espíritu?

Y para eso hay que seguir leyendo e ir al capítulo 17 y partir en el versículo 17: “…santifícalos en la verdad, tu palabra es la verdad: Como Tu me has enviado al mundo, Yo también los envío al mundo -nos damos cuenta que Jesús les habla a sus discípulos- y por ellos me santifico a mí mismo para que ellos también sean santificados en la Verdad, no ruego sólo por estos -sus discípulos- sino también por aquellos que por medio de su palabra creerán en mí, para que todos sean uno -pero podría pensarse que no trata de una unidad constatable, sin embargo mas adelante dice- como tu Padre en mí y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros”; la primera y la segunda persona de la Trinidad están en comunicación en el espíritu y nosotros es necesario que cultivemos la unidad, una unidad semejante a la de ellos, es decir una unidad de nosotros en Dios y Dios en nosotros, pero esto no demuestra aún, que sea una unidad constatable, física, comprobable, tangible, pero continua: para que el mundo crea que tu me has enviado”,  y aquí se produce el siguiente problema, porque sí el mundo ve y cree, es porque esa unidad existe o por lo menos debería existir; “Yo les he dado la Gloria”  y aquí se produce otro problema con respecto a las enseñanzas habituales de la iglesias cristianas, en las cuales enseñan que Dios no comparte su Gloria con nadie y dicen en estas iglesias que los católicos hacemos mal en decir que Dios comparte su Gloria con los santos o con la Virgen, porque mal entienden a Dios, piensan que es un Dios celoso que no comparte su Gloria con nadie, pero ocurre que en el evangelio de Juan dice: “Yo les he dado la Gloria que Tu me diste” dice el Señor, “para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tu me has enviado”.
Sigamos pues buscando dónde se encontraba esa unidad, ese Espíritu que daba la unidad, continuemos leyendo el Nuevo Testamento, veamos pues una carta que habla de mucho acerca de la unidad, veamos Efesios 2, 20: allí dice que esa unidad y esa Iglesia fue instituida sobre el fundamento de Los Apóstoles, los cristianos no católicos, esperarían que fuera fundada sólo sobre la Escritura, mas allí dice claramente, “sobre el fundamento de los apóstoles” y continuando en 3, 21: “a Él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús” y debido a eso, comienza el cap. 4 diciendo: “Por eso os exhorto… v.2b: soportaos unos a otros por amor, poniendo por ello el empeño en conservar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz: un solo cuerpo, un solo espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados, un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo, ¿para qué? v.14: para que no seamos ya niños llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error”, la unidad era necesaria para no caer en error, para ser consecuente con la verdad y de ser obedientes al Señor de que se predique una misma cosa acerca de Él.
Entonces ocurre que debemos buscar dónde encontrar ese sitio que mantiene la fe que Nuestro Señor depositó en los apóstoles, porque sucede que por todo lo que hemos leído ya se ve que la escritura sola no es suficiente referencia porque depende a su vez de otras personas que la interpreten.
Remitámonos pues al Libro de los Hechos, veamos el cap. 2, casi al final, después de aquel gran evento de Pentescostés, las lenguas repartidas, el discurso de Pedro, v.42: aquellos primeros cristianos -de los que se consideran únicos herederos todos los cristianos no católicos, específicamente los evangélicos, que además creen que son fieles a esta herencia- permanecían todos los días en la oración, perseverando en la autoridad de los apóstoles y en el Partimiento del Pan, en lo que nosotros los católicos conocemos como la Santa Eucaristía, o sea, la Cena del Señor, lo que las iglesias evangélicas consideran como un evento sin importancia, la primera Iglesia lo celebraba todos los días, había que perseverar en el Partimiento del Pan, en la Santa Eucaristía, todos los días, podemos concluir por esto que la Eucaristía era y sigue siendo el centro del culto cristiano.
Más adelante, en el cap. 15 del mismo libro de los Hechos, se encuentra una situación en la que Pablo y Bernabé tienen un problema en Antioquia y tiene que resolverlo y según dirían los evangélicos bastaría que Pablo hubiera abierto la Biblia y Bernabé la hubiera leído y así hubieran resuelto el problema, sin embargo ¡no! Pablo y Bernabé bajaron a Jerusalén a consultar con los apóstoles y estos luego, en el v. 18 dan su veredicto y dice: “Nos ha parecido bien, al Espíritu Santo y a nosotros” y allí resolvieron el problema, por tanto la forma de la resolución era apostólica y no meramente bíblica, recordemos también el pasaje de Lc. 10, 16: “El que los escucha a ustedes, me escucha a mí”, y veamos también Mt 28, 19: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura, el que creyera y fuere bautizado se salvará el que no creyere será condenado, a ustedes los envío Yo, para que enseñen lo que Yo les he dado.”  Y cómo culmina el Evangelio de San Juan: “…muchas cosas más enseñó el Señor, que sí fueran todas puestas por escrito, el mundo completo no podría con los libros que tendrían que ser escritos con las enseñanzas de Jesús”, o sea, no todo estaba contenido en la Escritura, había entonces una Tradición, había una enseñanza en la que había que perseverar y enseñar y poco a poco en este testimonio, los caminos señalan a la Santa Iglesia Católica, como el lugar donde se encuentra el depósito de la Fe cristiana, el depósito de los apóstoles, el depósito del Espíritu Santo.

La teoría de los evangélicos dice que la Iglesia Católica se pervirtió definitivamente en el año 312 con la emisión del Edicto de Milán (sólo que dicho edicto decía que se permitía el culto cristiano en el Imperio Romano, no otra cosa, o sea, éste, dejaba de ser penalizado), o sea, que la Iglesia Católica se hizo una con el Imperio, apostató de la fe, se volvió idólatra, el Papa es el anticristo, en conclusión se corrompieron totalmente, eso -lamentablemente- es lo que enseñan los evangélicos.
Pero aquí se produce un grave problema, porque para ser consecuentes con la verdad y con la doctrina cristiana resulta que una aseveración como esa: Acerca de que esta Iglesia (Católica) se había vuelto Corrupta, Idólatra y Apóstata va contra ciertos fundamentos en las que se basan las iglesias protestantes o evangélicas, entonces ¿cómo conciliar esta situación?

Tomando entonces como cierta la aseveración antes mencionada, ellos aceptan para sí, o sea, toman como propias ciertas decisiones de esta Iglesia Corrupta, Idólatra y Apóstata, a decir:

-         En el año 325 en el Concilio de Nicea definió lo que todos los cristianos creemos hasta el día de hoy sobre la Divina Trinidad, de allí nace el primer símbolo (de los apóstoles), el Credo corto que nosotros oramos.
-         En el año 431, esa Iglesia, en el Concilio de Éfeso, aparece definiendo lo que todos los cristianos creemos acerca de la personalidad de Jesús, dos naturalezas, humana, divina, en una sola persona.

Seguimos hablando (al decir de los evangélicos) de una Iglesia que se había corrompido, que estaba fuera de la verdad, pero aparece definiendo, y sin embargo estaba definiendo lo que era correcto.
Tenemos a esta misma Iglesia definiendo:

-         En el año 381, en el Concilio 1º de Constantinopla, la Divinidad del Espíritu Santo, porque nosotros los cristianos creemos que el Espíritu Santo es Dios, Señor y Dador de Vida que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas.

Pero esa Iglesia, a la que enseñan a los evangélicos a odiar tanto:

-         En los años 393 y 397, Concilio de Cartágo y Concilio Romano respectivamente establecía de manera oficial el Canon Bíblico, el primer listado oficial de libros de la Escritura lo establecieron Obispos Católico-Romanos.

De manera que esta Iglesia, Corrupta, Idólatra y Apóstata, fue la que compuso la Escritura para todos los cristianos, preservándola y conservándola para aquellos que la recibieron en herencia a partir del siglo XVI.

Buscando algo que pudiera demostrar que valía la “Sola Escritura”, encontramos 1Tim 3, 16: “La columna y el fundamento de la verdad es La Iglesia”.  (Que nos dice todo lo contrario).
Pero veamos en qué se basan los evangélicos para aseverar lo de la “sola Escritura”, vamos pues 2Tim 3, 16: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, corregir, exhortar, redargüir a fin de que todo hombre llegué a ser perfecto a la altura del Señor Jesús”.  Pero esto hay que estudiarlo y profundizarlo más.
Tenemos que ver el contexto y examinar la historia, cuando Pablo le dice a Timoteo que toda escritura es inspirada por Dios, se estaba refiriendo al Antiguo Testamento, Pablo se refería claramente a la primera Biblia de los cristianos –ciertamente el Nuevo Testamento es inspirado, pero el Antiguo también- específicamente la traducción griega, la que muchos conocen como la Septuaginta (definida por los judíos de Alejandría 300 años antes de Cristo), y qué significa esto, pues que esa primera Biblia de los cristianos contenía los Libros Deuterocanónicos que no existen en las biblias evangélicas, ahora resulta que lo Pablo llama Sagrado e inspirado por Dios no aparece en las Biblias evangélicas porque los Padres Reformadores lo quitaron, entonces este texto de 2Tim 3, 16, indica con más precisión a la Santa Iglesia Católica como a la verdadera y única Iglesia fundada por Jesucristo, ya que es la única que posee los Libros Deuterocanónicos y así es la única que ha perseverado en la enseñanza y en la instrucción de que esos libros son Divinamente inspirados, esa es la clara causa por la que los evangélicos no creen en la Oración de Intercesión que los católicos realizamos por nuestros hermanos difuntos, eso aparece en 2Mac 12.
Pero según lo que a ellos les enseñan, dicen que los católicos seguimos tradiciones corruptas y Jesucristo es enfático en el capítulo 15 de San Mateo: “Ustedes han corrompido la Palabra de Dios con tradiciones humanas”, pero a qué se refería el Señor, pues a la tradición corrupta por los hombres, pero San Pablo en 2Tes 2, 15 decía y exhortaba: “permanezcan firmes en las tradiciones que han recibido de nosotros, ya sea por voz (por enseñanza oral) o por escrito”, esto se puede comprobar al leer el texto griego, al buscar en el texto de los evangélicos nos encontramos con que dice: doctrina, no dice tradición, en el texto griego aparece la palabra “parádosis” que significa exactamente “tradición” y enseñanza o doctrina se lee “Didaché” o “Didaskalia”, en cambio “parádosis” significa una enseñanza que se pasa de mano en mano, de hecho se sabe perfectamente que primero fue la Tradición y posteriormente la Escritura, es más, esta fue la Iglesia que escribió la Escritura. Incluso en 1Tes 2, 13 encontramos que San Pablo agradecía al Señor porque ellos (los tesalonicences) acogieron la tradición que él  les enseñaba como Palabra de Dios, no palabra de hombre.

Y lo que podemos comprobar, es que esa Iglesia primitiva, esa Iglesia de los Padres, esa Iglesia Martirial, era una Iglesia que perseveraba en la Eucaristía y tenía un aprecio singularisimo por la misma.
Como decía más arriba, los evangélicos tienen la Eucaristía por un evento sin mayor importancia, el cual da lo mismo sí se celebra o no, pero hay que constatar que los cuatro evangelistas -esto es en los cuatro evangelios- invierten tiempo y espacio para enseñar, para decir, para señalar que el Sacramento de La Eucaristía fue instituido por Cristo y que el mandaba a que se celebrara el Memorial de la Salvación: La Eucaristía, y está claro, Él se regalaba a sí mismo y está claro en los relatos de la institución de la Cena: “Esto es mí cuerpo”, de hecho el texto que utilizaban en la iglesia evangélica para celebrar la Santa Cena -como ellos la llaman- corresponde a 1Cor 11,23 narrando al respecto lo que Pablo decía: “Esto es mí cuerpo”, la noche en que Jesús fue entregado y repiten: “yo les transmito lo que yo he recibido”. De hecho uno descubre en la Biblia que este hecho es mucho más importante de lo que mucha gente cree, La Eucaristía era tan importante que debía revestir todo respeto, todo honor, toda glorificación por eso es que Pablo invierte tiempo en enseñarlo en el capítulo 10 de 1Cor: examínese cada cual y ponga sumo cuidado al hacerlo porque no se debe compartir la mesa de los demonios y la mesa del Señor, en el capítulo 11 ss. El Señor les dice, cuídese cada uno y discierna porque el que no discierne, o sea el que no se da cuenta que está recibiendo el Cuerpo  y la Sangre del Señor, come y bebe para sí su propio castigo (condenación), por eso -dice San Pablo- hay muchos enfermos entre ustedes y hay muchos que mueren por esta irreverencia y profundizando en La Palabra llegamos al capítulo 6 de San Juan, versículo 28 en adelante, le preguntan a Jesús, “¿qué obras tenemos que hacer?”  El Señor les responde: “La obra que el Padre quiere es que crean en mí”, le dicen: “¿Qué creamos en ti?, danos una señal, Dios nos alimentó en el desierto con maná por mano de Moisés ¿qué señal nos darás tu?”, el Señor les contesta: “el pan que ustedes comieron en el desierto, ese es pan perecedero, sus padres comieron de ese maná y murieron, pero el que coma el Pan que yo les daré no morirá jamás y que le contestaron ellos: “danos de ese pan” y Jesucristo dijo: Yo Soy el Pan Vivo bajado del cielo”, sus interlocutores comenzaron a murmurar diciendo que Jesús estaba loco, “¿cómo puede este hombre darnos a comer su carne?”  y cómo contesta el Señor: Mí carne es verdadera comida y mí sangre es verdadera bebida, el que no come mí carne y no bebe mí sangre, no tiene Vida Eterna, insistían más en la locura de Jesús, y cómo les contesta el Señor  -y aquí se genera el problema- en el versículo 54, porque aquí el Señor cambia el verbo , durante todo este tiempo Él está hablando de que “el que no me come”, en griego “kofagia” pero en el v.54, Él cambia el término, ya no es “el que no me come”  -en español no se nota-  al leer los manuscritos en griego nos encontramos con la palabra “koprofom” que significa: “el que no me mastica, el que no me roe, el que no me tritura con los dientes, ése, no tiene vida eterna”  y todos comenzaron a irse y los discípulos se escandalizaron: la gente se está yendo y ¿qué le dice el Señor a Pedro?: “¿Te quieres ir tu también?” y Pedro le responde: “Señor, ¿adónde iremos? Sí solamente tu tienes Palabras de vida eterna”.
Sí seguimos profundizando en el tema, nos daremos cuenta que cuando San Juan quiere enseñar y dar autenticidad a una enseñanza recurre a la palabra “carne”, remitámonos pues a Jn 1, 14 cuando habla de la Encarnación del Verbo (La Palabra), para señalar la realidad y la historicidad de la Encarnación, dice: “Y el Verbo se hizo “carne” y habitó entre nosotros y vimos su gloria, como la del Unigénito del Padre”, pero el tercer punto y que reviste también mucha importancia, es que por vez primera en todo el Evangelio el Señor es -supuestamente- mal interpretado y Él no corrige, de manera totalmente inusual.  Por ejemplo en  Jn 3, 3 dice Nicodemo: “¿Cómo podemos entrar de nuevo en el vientre de nuestra madre?” Jesús le contesta: ¡No!, estás mal interpretando: es el que no nace del agua y del Espíritu”. Esto mismo ocurre en otros pasajes del Evangelio según San Juan, pero hay un testimonio de la historia que no podemos desconocer -sí dicen los evangélicos- que después del año 313 la Iglesia Católica se corrompió, significa que antes de ese año lo que había en ella era verdadero, veamos entonces que ocurría en esta Iglesia antes de que “se corrompiera”, encontramos un testimonio histórico convincente, San Justino mártir en el año 155 -poco después que se terminara de escribir la última línea del Nuevo Testamento- le escribe al Emperador Antonino Pío, para enseñarle en qué consistía el culto de los cristianos -eso se puede constatar en el Catecismo de la Iglesia (Católica) en el numeral 1345- y el le cuenta al emperador y describe el culto de aquellos cristianos y para la sorpresa de muchos, adivinen qué tipo de culto describió este padre, pues ni más ni menos que La Eucaristía, ocurre que a los evangélicos les enseñan que La Eucaristía es una invención de la Edad Media, de hecho no se definió el Milagro de La Eucaristía hasta el 4º Concilio de Letrán en el año 1215, ¿qué ocurrió?, este milagro que a nosotros los católicos nos conmueve y en el cual creemos firmemente, este milagro de la Transubstanciación, este momento de la Consagración en que el Señor se hace presente entre nosotros, ese milagro no fue definido de manera dogmática por la Iglesia hasta el s. XIII, ¿por qué?, porque la Iglesia nunca define un  Dogma sí éste no es amplia y generalmente puesto en duda, o que represente amenaza inminente de la Fe, hasta ese momento la Iglesia no define, porque sí no lo ha definido es porque  es general y ampliamente aceptado y creído, la razón por la que no se definió este milagro en el que nosotros creemos, hasta el siglo XIII, es porque por 1200 años, todos los cristianos, o por lo menos la inmensa mayoría creía en el milagro de La Eucaristía.

Aquí volvemos un poco sobre el Bautismo y la necesidad de éste en nuestras vidas, la doctrina de San Pablo en el capitulo 6 de la Carta a los cristianos de Roma, contiene una explicación maravillosa, donde se hace constar acerca de la necesidad que todos tenemos de ser por bautizados por una única vez, y este es un error enorme que cometen las diferentes sectas e iglesias protestantes donde pretenden bautizar a los neófitos cuando estos proceden de otras iglesias donde ya han sido bautizados, el Sacramento del Bautismo es único y no se debe repetir -algo que ya está impreso en nosotros, no debe repetirse- y fíjense en el mandato del Señor: “El que creyere y fuere bautizado…”, el Bautismo no sólo era (es) necesario, sino que también era uno sólo, representaba la conversión y la visitación del Espíritu Santo a nuestras almas, veamos 1Ped 3, 21: “El Bautismo que ahora os salva…” , y no tan sólo lo decía Pedro, sino que además compagina perfectamente con la enseñanza de los Padres de la Iglesia, por tanto no se puede rebautizar a nadie, por eso es que los sacerdotes católicos cuando no tienen certeza acerca del bautismo de una persona, bautizan, por condición, “Te bautizo, si no estás bautizado”.

Un punto nuevo en este comentario, es el referente a La Santísima Virgen María, saben ustedes que el comentario más bello acerca del Magnificat de la Virgen María lo escribió Martín Lutero, pues sí, así es -y de hecho lo pueden buscar a través de Internet y comprobar lo que aquí se dice- además Lutero creía en la maternidad divina de la Virgen, dos cosas eran importantes para Lutero, la primera: María es el ser humano que de manera más especial ha tenido una experiencia de comunión con el Espíritu Santo, hasta el punto de que por poder del Espíritu, el Verbo se hizo carne dentro de ella”, segundo: María, por la virtud de la maternidad del Hijo de Dios (o sea, de Dios mismo), es Madre de Dios”, y remataba Martín Lutero diciendo: nosotros los cristianos hacemos bien en tributar honores 
a la Santa Madre de Dios”, esto necesariamente significa para los evangélicos que María es un modelo a seguir.
Pero la mayoría de ellos no aceptan a María y lo que es peor buscan ofenderla, sabiendo que con ello hieren en lo más profundo a los católicos.
Nuevamente veremos lo que dice en el Evangelio escrito en griego a la Santísima Virgen María, en el saludo de ángel para indicar que “es llena de Gracia”  se utiliza la palabra “Kejaritomé”, pero que significa en plenitud esa palabra: la que siempre ha estado llena de gracia, la que siempre ha permanecido revestida por la gracia, la que de tal forma esta llena de gracia, que por esta razón, esa gracia, emana de ella. Para los evangélicos está permitido (y aprobado) predicar acerca de David: un mercenario, mujeriego, mal padre, tenía mil mujeres (es cierto que después se arrepintió), pueden predicar sobre él y no hay ningún problema, pueden predicar acerca de Pedro, aunque haya negado a Jesús, tampoco hay problemas, pero ponen graves problemas cuando alguno de ellos predica acerca de la Madre de Dios, recordemos que es Madre del Hijo, éste es divino y es humano, es Dios con nosotros, por tanto María es Madre de Dios, todo esto no hace sino más indicar a la Santa Iglesia Católica como a la única y verdadera Iglesia, a la única depositaria de la verdadera fe.
La verdad de Cristo se consigue sólo en nuestra Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Hermanos católicos recordemos que no da lo mismo en la Iglesia en que uno participe, hay que estar en la verdadera y nosotros la tenemos y la mayoría desde que nacimos, tomemos en consideración la riqueza de la que disponemos, no la dejemos pasar, no por ser amistosos con nuestros “hermanos separados”, digamos que da lo mismo, porque no es así.
_______________________
Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario