XVº
DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN
DE LA IGLESIA.
“¡NO
NOS ENREDEMOS EN PREGUNTAS!”.
DOMINGO
14 DE JULIO DE 2013
PRIMERA
LECTURA.
TOMADA
DEL LIBRO DEL
DEUTERONOMIO
30, 9-14
Moisés
habló al pueblo, diciendo: El Señor, tu Dios, te dará abundante
prosperidad en todas tus empresas, en el fruto de tus entrañas, en
las crías de tu ganado y en los productos de tu suelo. Porque el
Señor volverá a complacerse en tu prosperidad, como antes se había
complacido en la prosperidad de tus padres. Todo esto te sucederá
porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus
mandamientos y sus leyes, que están escritas en este libro de la
Ley, después de haberte convertido al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón y con toda tu alma. Este mandamiento que hoy te prescribo no
es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en
el cielo, para que digas: “¿Quién subirá por nosotros al cielo y
lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en
práctica?” Ni tampoco está más allá del mar, para que digas:
“¿Quién cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta
aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?”
No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón,
para que la practiques.
Palabra
de Dios:
Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
69
(68), 14. 17. 30-31. 36-37
R.:
BUSQUEN
AL SEÑOR,
Y
VIVIRÁN.
Mi
oración sube hasta ti, Señor,
en
el momento favorable:
respóndeme,
Dios mío, por tu gran amor,
sálvame,
por tu fidelidad R.:
Respóndeme,
Señor, por tu bondad y tu amor, p
or
tu gran compasión vuélvete a mí;
Yo
soy un pobre desdichado, Dios mío,
que
tu ayuda me proteja:
así
alabaré con cantos el nombre de Dios,
y
proclamaré su grandeza dando gracias R.:
Porque el Señor
salvará a Sión
y
volverá a edificar las ciudades de Judá:
el
linaje de sus servidores la tendrá como herencia,
y
los que aman su Nombre morarán en ella R.:
SEGUNDA
LECTURA.
TOMADA
DE LA CARTA DEL
APÓSTOL
SAN PABLO A
LOS
CRISTIANOS DE COLOSAS 1, 15-20
Cristo
Jesús es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la
creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en el
cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos,
Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de
Él y para Él. Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste
en Él. Él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la
Iglesia. Él es el Principio, el Primero que resucitó de entre los
muertos, a fin de que Él tuviera la primacía en todo, porque Dios
quiso que en Él residiera toda la Plenitud. Por Él quiso
reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo,
restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra
de Dios:
Te
alabamos, Señor.
¡ALELUYA!
Tus
palabras, Señor, son Espíritu y Vida; Tú tienes palabras de Vida
eterna
(Jn
6, 64b. 69b).
¡ALELUYA!
EVANGELIO.
EVANGELIO
DE
DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN
SAN LUCAS 10, 25-37
Un
doctor de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a
prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida
eterna?” Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en
la Ley? ¿Qué lees en ella?” Él le respondió: “Amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas
tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti
mismo”. “Has respondido exactamente, –le dijo Jesús–; obra
así y alcanzarás la vida”. Pero el doctor de la Ley, para
justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es
mi prójimo?” Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió:
“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos
ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron,
dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un
sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un
levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba
por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se
acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino;
después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y
se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se
los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que
gastes de más, te lo pagaré al volver”. ¿Cuál de los tres te
parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los
ladrones?” “El que tuvo compasión de él”, le respondió el
doctor. Y Jesús le dijo: “Ve, y procede tú de la misma manera”.
Palabra
de Dios:
¡Gloria
y Honor a Ti, Señor, Jesús.
¿QUIEN
ES MI PRÓJIMO?
AMOR,
CON
AMOR SE PAGA.
El
texto del Deuteronomio nos dice que la Ley de la Alianza es realmente
fácil y está cercana, cuando se la asume como algo propio. Sin ese
grado de apropiación es carga insoportable. Cuando es expresión de
la urgencia de responder con amor al Dios salvador, la ley viene
impulsada desde dentro.
Es como la voz de Dios que habla en el interior de la persona.
Entonces
no hay distancia entre el hombre y la ley; ni es la mera fuerza
humana la que se despliega en la tarea de cumplirla, sino la fuerza
de Dios que anima al hombre.
Las expresiones “en tu corazón”, “en tu boca” aluden a ese
estar de la ley dentro del hombre. Es
Dios mismo el que está en la vida de la persona, el que pronuncia la
palabra que toma cuerpo en la ley, y el que da también la fuerza
para poder responder con facilidad a esa palabra.
Amor con amor se paga.
LO
HA DADO TODO
POR
NOSOTROS.
La
carta a los Colosenses explica que tanto en la creación, como en la
nueva creación (después de la resurrección), Jesucristo es el
principio de la vida, pero en la nueva creación también es el
hombre exaltado, ¡es uno de los nuestros! La
plenitud no hay que buscarla en nadie más que no sea Jesucristo.
En Él, Dios ha reconciliado todo el universo: Dios no es un rival ni
un enemigo de la humanidad, sino que es Aquel que lo da todo: da la
vida en Jesucristo por la humanidad entera, por todo el universo; y
hace la paz… Creer en un Dios así acaba con todas las imágenes
que hablan de un Dios que se desentiende de los hombres, o peor aún,
que nos quiere hacer la pascua. La
imagen de este Dios, todo El amor, es Jesucristo, y Él ha derramado
la sangre en la cruz, ha dado del todo su vida: así es este Dios
invisible…
TUVO
COMPASIÓN.
El
texto de la parábola del evangelio se abre con un diálogo entre un
doctor de la ley y Jesús: “Maestro, ¿qué debo hacer para
alcanzar la vida eterna?” Sólo en el texto de Lucas la pregunta no
se hace sobre cuál sea el mandamiento más grande, sino cómo
heredar la vida eterna, una pregunta que los sinópticos ponen en
boca de un joven rico. Aquí el doctor no está contento con la
respuesta de Jesús y, “queriendo justificarse” por haber hecho
la pregunta, quiere asegurarse de quién es el prójimo para poder
amarle. Después de la parábola, el doctor de la ley definirá al
prójimo como aquel “que ha tenido compasión”. “Ve
y haz tú lo mismo”, esta frase de Jesús nos recuerda las palabras
pronunciadas en la Ultima Cena, cuando, después de lavar los pies,
Jesús invita a los discípulos a obrar según su ejemplo.
En esta Ultima Cena Jesús deja a los suyos el mandamiento del amor,
entendido como la disponibilidad a “dar la vida” para amarnos
mutuamente como el Señor nos ha amado. Este mandamiento va más allá
de la observancia de la ley. El sacerdote y el levita han observado
la ley, no acercándose al pobre herido y dejado medio muerto, para
no volverse impuros. Jesús va más allá de la ley y quiere que sus
discípulos obren como Él: “Por
esto sabrán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los
otros”.
Para el discípulo de Jesús, la mera filantropía no es suficiente,
el
cristiano está llamado a algo más que le hace semejante a su
maestro.
EL
BUEN SAMARITANO
IDENTIFICADO
COMO JESUCRISTO.
San
Agustín, teniendo en cuenta todo el simbolismo de Jerusalén, la
ciudad santa de la salvación, interpreta de modo particular esta
parábola. En el hombre que desciende de Jerusalén a Jericó ve la
figura de Adán que representa a toda la humanidad expulsada del
Edén, el paraíso, la Jerusalén Celestial, por causa del pecado. En
los ladrones ve al tentador que se despoja de la amistad con Dios y
hiere con sus asechanzas y tiene en la esclavitud a la humanidad
herida por el pecado. En la figura del sacerdote y del levita ve la
insuficiencia de la ley antigua para nuestra salvación que será
llevada a cumplimiento por el buen samaritano, que es Jesucristo,
nuestro Señor y Salvador, que saliendo también Él de la Jerusalén
celeste viene al encuentro de nuestra condición de pecadores y nos
cura con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu. En la posada
el obispo de Hipona ve la imagen de la Iglesia y en la figura del
posadero a los pastores en manos de los cuales Jesús confía el
cuidado de su pueblo. La partida del samaritano de la posada la
interpreta como la resurrección y ascensión de Jesús a la derecha
del Padre, pero que promete volver para dar a cada uno su merecido. A
la Iglesia deja para nuestra salvación los dos denarios de la
Sagrada Escritura y de los Sacramentos que nos ayudan en el camino
hacia la santidad. ¿Quién
es mi prójimo?, es la pregunta que todos debemos hacernos hoy.
Padre
José Mª Martín, OSA
España.
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Jesús
nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina
y Juan.